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CICLOTURISMO Zaragoza

Camino Natural de La Alfranca, de la urbe al galacho

Desde Zaragoza parte un camino natural que lleva a la finca de La Alfranca. El recorrido en bicicleta discurre en torno al río Ebro, rodeado de frondosos bosques de ribera que forman sotos. Cerca del punto final se encuentra el Galacho de la Alfranca, un espacio natural protegido, que se acompaña de varios centros expositivos y de un lugar de recreo perfectamente equipado.
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El Camino Natural de La Alfranca es un corredor verde que fue creado dentro de las obras de acompañamiento de la Expo Zaragoza 2008, junto con numerosas actuaciones que mejoraron de manera notable las riberas de los ríos Ebro, Gállego y Huerva, y del Canal Imperial de Aragón en sus trazados urbanos.

El recorrido propuesto cuenta con un total de 31 kilómetros contando con el trayecto de ida y vuelta. Discurre por un camino cuyo pavimento es de tierra batida con algo de piedra suelta. En el caso de que la capacidad del ciclista no permita un recorrido tan largo, se puede reducir tomando como punto de partida el barrio de La Cartuja Baja. Realizando desde este punto el trayecto de ida y vuelta hasta La Alfranca la distancia total se reduce a 18 kilómetros. Si se toma esta alternativa puede alcanzarse dicho punto desde la avenida de la Constitución de La Cartuja Baja, por un camino que parte a la derecha del pabellón deportivo en dirección al río Ebro.

LONGITUD

DESNIVEL

PENDIENTE

FIRME

DIFICULTAD

31 km (ida y vuelta)

0 m

nula

regular

media

El punto de partida es el barrio de las Fuentes, en la zona este de la ciudad de Zaragoza. Hasta este lugar se puede llegar a través del Tercer Cinturón (Z-30), tomando la salida en dirección a dicho barrio en el puente Manuel Giménez Abad. Bajo el puente, en la margen derecha del río hay un aparcamiento para vehículos. El corredor verde arranca entre el puente y el azud cercano, tomando un camino que discurre en paralelo al río Ebro. En su primer tramo se circula entre los campos de cultivo y la frondosa vegetación de ribera.

Se bordea el Soto de Cantalobos, uno de los bosques autóctonos de ribera que todavía se conserva en este tramo del río. Es un refugio para la fauna y la flora de gran valor y muy cerca de la gran urbe, lo cual supone una amenaza para su pervivencia. En su tramo final aparece junto al camino un área de descanso y poco más adelante se pasa baja el puente del Cuarto Cinturón (Z-40), una vez recorridos tres kilómetros y medio. Sobre el camino se alza un espectacular puente en forma de curva, bajo el cual se puede apreciar en toda su magnitud el cauce del río Ebro.

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La pista avanza sin abandonar el río. En este tramo merece la pena una parada en un mirador acondicionado encima de una pequeña torreta de madera, en el meandro de Villarroya. Desde este punto se puede apreciar de nuevo el río, con el bosque de ribera que lo acompaña en su trazado y las praderas formadas en la margen izquierda, siempre y cuando el río no vaya crecido.

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Ya de nuevo en la bicicleta se pasa junto a un área de descanso. Esta parte del recorrido cuenta con un camino más amplio y más seco, ligeramente alejado del cauce y de la frondosidad del bosque. Tras haber recorrido seis kilómetros y medio se incorpora al recorrido el camino procedente de La Cartuja Baja, que sirve de punto de partida para la alternativa antes comentada. Medio kilómetro después una nueva área de descanso precede al punto más singular del corredor verde. Se trata de la Pasarela del Bicentenario, cuya plataforma se cubre con una estructura formada por tubos metálicos de color verde formando hélices. Además de lo bello del puente, éste constituye otro excelente mirador del río, en este caso sobre el cauce.

ciclo_pasarelabicentenario

Ya en la margen izquierda del río, el camino gira bruscamente atravesando huertas y los sotos de Movera y Pastriz. Se bordea una urbanización y más adelante se aleja del río. Tras trece kilómetros de recorrido total el corredor verde alcanza la pista asfaltada que conecta Pastriz y La Alfranca. En este punto un área de descanso permite hacer la última parada antes de alcanzar el objetivo. A partir de ahora se circula por un camino asfaltado. El río ha quedado atrás y ahora el paisaje está cubierto por grandes campos de cultivo, los cuales aprovechan las fértiles tierras que durante siglos ha ido depositando el río Ebro. Tras superar los quince kilómetros de recorrido se alcanzan las instalaciones de la Finca de La Alfranca, punto final del recorrido de ida de la propuesta cicloturista. Junto al restaurante hay una zona de descanso dotada de mesas al aire libre, y también servicios.

ciclo2_laalfranca

Antes de proceder a la vuelta, ya por la tarde, se propone la visita de dos centros de interpretación de gran interés, uno dedicado a los espacios naturales protegidos de Aragón y en concreto al cercano galacho de la Alfranca, y otro que trata de la agricultura. En el entorno además se puede disfrutar de amplios espacios ajardinados singulares como el Jardín de las Rocas.

En su origen la finca perteneció a los marqueses de Ayerbe, los cuales convirtieron un terreno semiabandonado en una próspera finca agrícola y ganadera. Allí levantaron en el siglo XVIII un palacio de estilo renacentista rodeado de preciosos jardines. El hecho histórico que más ha marcado la finca tiene como protagonista al general Palafox. Cuando estaba a punto de caer en una emboscada por los franceses, se ocultó en la finca donde se hallaba su primo el marqués de Ayerbe. Ante el peligro francés en Zaragoza se organizó una resistencia que solicitó al general su participación en el conflicto. Accedió Palafox y empezó a preparar la defensa dando lugar a dos sitios en los años 1808 y 1809. En 1884 se construyó junto al palacio el Convento de San Vicente de Paúl. La fachada presenta dos gruesos torreones en los lados. Tras la venta de la finca fue adquirida por el Instituto para la Reforma y Desarrollo Agrario. En esta época de colonización volvió el explendor a la explotación agrícola y ganadera. Todo este explendor ha ido languideciendo hasta nuestros días en que se mantiene sólo el cultivo de los campos. Después la finca pasó a pertenecer a la DGA. En el año 1991 se declaró la Reserva Natural de los Galachos de La Alfranca de Pastriz, La Cartuja y El Burgo de Ebro. Entonces se llevó a cabo la restauración del conjunto monumental. En las antiguas caballerizas se ha instalado la recepción al conjunto museístico.

En el convento se encuentra el Centro de Interpretación del Medio Ambiente de Aragón. En sus estancias alrededor del claustro se muestran los espacios protegidos de Aragón. Además cuenta varios audiovisuales, sala multiusos y zona infantil. Desde este punto se organizan visitas guiadas a un observatorio situado en el galacho de la Alfranca, donde es fácil la observación de las aves en la zona de más valor del espacio natural protegido. El conjunto se completa con el Palacio de los Marqueses de Ayerbe, sede del Centro Internacional del Agua y el Medio Ambiente. Los jardines tras su rehabilitación muestran el sabor neoclásico y de influencia francesa.

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A escasos metros se encuentra un segundo espacio museístico, el Centro de Interpretación de la Agricultura y el Regadío. Junto a la recepción se ofrecen dos audiovisuales singulares. Consta de dos espacios diferenciados. El primero de ellos trata de los regadíos y el agua, con material expositivo y audiovisual, además de numerosos experimentos prácticos en los cuales se basa la distribución del agua en el regadío. El segundo espacio está dedicado a la agricultura y cuenta numerosos paneles y pequeños vídeos relacionados con ésta práctica.
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Además en el entorno del palacio se ha creado el Jardín de las Rocas. Se trata de un singular jardín en el cual se disponen piedras de gran tamaño, algunas de ellas formando círculos en forma de crómlech, y conformando un itinerario con el paralelismo del juego de la oca. El elemento más singular y visible desde lo lejos es un mirador de madera que ofrece buenas vistas de toda la finca. Dentro de este recinto se ha conservado también una noria que abastecía de agua a toda la finca.

Tras la visita de los centros de interpretación, y el disfrute de una jornada en la finca de La Alfranca todavía queda la vuelta por el mismo itinerario, para lo cual hay que preveer el mismo tiempo que costó a la ida.

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FINES DE SEMANA Maestrazgo

Miravete de la Sierra, un remanso de paz en el Maestrazgo

En la cabecera del río Guadalope se asientan dos bellos pueblos del Maestrazgo. Villarroya de los Pinares destaca por la arquitectura civil y religiosa que atesora. Miravete de la Sierra por su tranquilidad y su pintoresco conjunto urbano donde abundan rincones de gran belleza. Y junto al río Sollavientos se encuentra Allepuz, en una de las agrestes laderas del cañón formado por este río.
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En esta ocasión la propuesta recorre un rincón emplazado en la zona más occidental de la comarca del Maestrazgo. Una de las vías de acceso parte de la capital turolense atravesando la población de Cedrillas. Siguiendo el curso del joven río Guadalope se alcanza Miravete de la Sierra. Este pequeño pueblo se compone de tres barrios, en los cuales se muestra una arquitectura tradicional bien conservada, a lo que se añade el valor estético y artístico de algunos de sus rincones. Tras atravesar una cruz de término en el barrio del Arrabal, la calle principal deja a los pies del puente medieval. Esta obra de cantería del siglo XVI se ha convertido en uno de los símbolos de la población, ya que debido a su situación y belleza configura uno de los espacios más pintorescos. Mediante un arco de gran vuelo permite el tránsito entre ambas márgenes del río Guadalope. Al otro lado se abre la plaza mayor, ya en el barrio principal, con una fuente en su centro y el antiguo ayuntamiento con su lonja de dos arcos de medio punto en la parte baja.

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Junto al edificio parte una calle que conduce a la zona más elevada donde se emplazan dos rocas de formas singulares. Sobre ellas estuvo situado el castillo de origen musulmán del que apenas quedan restos. Subir a esta pequeña atalaya natural proporciona vistas excepcionales de la población situada a los pies, así como del valle del río Guadalope.

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Volviendo de nuevo a la plaza mayor, a escasa distancia se alcanza la fachada del actual ayuntamiento, junto a la plaza de la iglesia. Este es otro de los espacios más pintorescos y bellos de la población. Está delimitada por un porche formado por arcos rebajados, dispuesto en ángulo recto, que sirve de nexo entre el ayuntamiento y la iglesia parroquial. En cuanto a la iglesia de la Virgen de las Nieves es una fábrica gótico-renacentista que data del año 1574. Al interior se articula en torno a una nave cubierta con bóveda de crucería estrellada que se culmina con cabecera poligonal. A los pies se alza el coro elevado, que se apoya sobre un arco carpanel. A principios del siglo XIX se decoró toda la iglesia con estucos y pinturas barrocas. La torre se alza en cuatro cuerpos. Los tres primeros son de planta cuadrada, mientras que el superior y más importante es de planta octogonal.

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La calle continúa su trazado hasta conectar con el barrio de Las Regaderas o de San Cristóbal. Recibe al visitante la Casa Cavero, que data de los siglos XVII y XVIII. La calle que atraviesa el barrio abandona la población en dirección a la ermita de San Cristóbal, situada a unos diez minutos andando. Está fechada en el año 1779 y está compuesta por una nave bajo bóveda de medio cañón con lunetos. Volviendo al principio del barrio, parte una senda junto al linde de un campo que conduce al antiguo molino. La senda avanza entre campos para alcanzar el barrio del Arrabal una vez atravesado el cauce del río Guadalope. Se trata de un pequeño paseo que completa la visita a este encantador pueblo.

Para la tarde se propone la visita a la población de Villarroya de los Pinares. Su casco urbano se apiña en torno a la travesía que se convierte la calle mayor, donde se emplaza el edificio de la iglesia de la Asunción. Al exterior destaca una gran portada, con fecha de 1549. Poco después se completó con el pórtico que cubre la fachada. Se abre al frente mediante tres grandes arcos, y uno más por donde se accede mediante unas escaleras. A la derecha discurre una calle que en ligero ascenso alcanza una de las colinas que rodean el casco urbano. Allí se encuentra uno de los iconos de la población. Se trata de un torreón de planta rectangular. Se alza en cuatro cuerpos en los cuales se abren arcos dobles y vanos de medio punto, coronándose con almenas.

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De nuevo en la travesía, también destacan algunos edificios interesantes como la antigua cárcel. Casi enfrente una calle conduce a una plazoleta. En ella y en las calles adyacentes está el sector más rico en arquitectura civil de la población. Abundan las portadas doveladas y vanos decorados, algunos de ellos conopiales. Desde la plaza una calle conduce al ayuntamiento. En su parte baja cuenta con una lonja que se conecta dos espacios atravesando el edificio por su parte inferior.

La fachada se abre a una bella plaza flanqueada por la ribera del río Guadalope, que conforma uno de los espacios más interesantes de la población. Al final de la plaza aparecen dos edificios civiles, ambos enfrentados. Uno de ellos es la Casa Peña, de estilo barroco. Realzan su fachada los vanos encuadrados en sillería y la portada coronada con frontón partido. Frente a ella otra vivienda, que destaca por la alternancia de piedra caliza y de rodeno en las dovelas de sus dos portadas de arco de medio punto.

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Tomando el vehículo, a la salida de la población en dirección a Fortanete se emplaza la ermita de Nuestra Señora de Loreto. Su estructura es común a muchas ermitas de estas tierras turolenses. Construida en el siglo XVII, sobresale por el atrio sustentado por columnas toscanas sobre las cuales discurre el alero de madera decorado. Sobre la cubierta destaca el volumen del crucero, decorado con tejas vidriadas.

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Para el domingo se abandona el valle del río Guadalope para visitar la cercana población de Allepuz. Su casco urbano se asienta a 1474 metros de altitud, sobre una ladera con gran desnivel del cañón formado por el río Sollavientos, ofreciendo al visitante una estampa muy pintoresca. En la zona central se encuentra la plaza mayor con un mirador que ofrece excelentes vistas del entorno de Allepuz. La iglesia de la Purificación es un edificio de grandes dimensiones erigido bajo el influjo barroco en el siglo XVIII. A la plaza se abre la portada, de grandes dimensiones y encuadrada en gran arco de medio punto. La torre, de planta cuadrada de sillería, se corona con un pequeño cuerpo octogonal. Sobre la sobria fábrica de la iglesia sobresale el cimborrio, de cuerpo octogonal de ladrillo y tejas vidriadas.

Un paseo por las calles del entorno muestra una arquitectura rústica, con muchas casas encaladas. En una calle más elevada aparece un ensanche a modo de plaza donde se encuentra el ayuntamiento. Es un edificio de dos plantas, con una lonja de dos arcos de medio punto sobre columna central. Ascendiendo ligeramente se toma una calle que conduce a la Casa Grande. Se trata de un voluminoso edificio rehabilitado como hospedería. En sus muros de cuatro alturas se abren vanos rectangulares encuadrados en sillería, y sobresale en una esquina superior una lonja de cuatro arcos sobre columnas cilíndricas. Volviendo a la carretera que discurre por la parte baja de la población, en ella sorprende la ermita de Nuestra Señora de Loreto.

Se trata de una fábrica del siglo XVII, construida a base de mampostería y cantería. A los pies se abre un atrio, con cuatro columnas en cada lado, y también cuatro al frente. En su interior, protegido por muros a media altura, aparecen bancos, así como un vano enrejado que comunica con el interior de la ermita.

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Para completar la propuesta del fin de semana, tanto por la mañana como por la tarde, una opción recomendable es recorrer el Valle de Sollavientos. Desde Allepuz y en dirección a Villarroya de los Pinares, la carretera continúa surcando la parte alta del cañón calizo donde se asienta la población, bajo formaciones rocosas imponentes. Se llega al puerto de Sollavientos, a 1507 metros de altura. En este punto parte una carretera que conduce a Valdelinares, y la cual recorre la parte alta del río Sollavientos. El paisaje, mucho menos agreste, sorprende por la vegetación de ribera que acompaña al pequeño cauce de aguas cristalinas, rodeado de prados y campos. El recorrido de unos cinco kilómetros muestra un territorio de alta montaña que rodea este valle de gran belleza, donde no faltan las mases, asentamientos humanos que colonizan este territorio tan duro. Al final se alcanza la ermita de Santa Isabel de Sollavientos, ligeramente desplazada de la carretera. Se trata de la antigua parroquial de un pueblo desaparecido.

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Campo de Belchite EXCURSIONES

Belchite, dos pueblos rodeados de estepa y olivos

El paisaje estepario se rompe en los alrededores de Belchite por uno de los olivares más importantes de Aragón. Mientras, el río Aguasvivas crea una mancha verde de vegetación de ribera, con lugares naturales de interés como el Pozo de los Chorros. Pero la historia reciente es la que ha dejado marcada esta localidad, con la fecha de 1937, germen de la división en dos del pueblo: el Belchite Viejo arruinado y Belchite Nuevo.
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Esta propuesta conduce a la capital de la comarca Campo de Belchite. El acceso desde la depresión del Ebro mediante una gran recta atraviesa el paisaje estepario. Poco antes de alcanzar la población un olivar de grandes dimensiones rompe este paisaje dominante, y poco después surge la silueta del pueblo de Belchite en ruinas. Tomando la carretera que conduce a Fuendetodos se pasa entre los dos núcleos, el viejo y el nuevo. En plena travesía, casi frente al arranque de la calle Portal de la Villa, parte el camino señalizado en dirección al Pozo de los Chorros. En su primer tramo discurre entre varias naves. Después se introduce en el antiguo trazado de la vía del ferrocarril de Utrillas, un tramo en curva excavado en el terreno. Al final se alcanza el apeadero del tren de Belchite, ya en desuso. Merece la pena detenerse y acercarse a los restos del antiguo viaducto que salvaba el cauce del río Aguasvivas, situado a unos cien metros. Del mismo todavía se conservan los estribos y dos pilares que sustentaban el puente de hierro, que contaba con una longitud de unos 100 metros.

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Desde este punto se toma la pista en buen estado que continua a la derecha. En su trazado paralelo al río Aguasvivas se pasa junto a una gran balsa rodeada de carrizo, el depósito de los Escaramaches. Después de recorrer unos 2,7 kilómetros desde la carretera se alcanza la casa de Joaquín. Está situada a escasos metros de la pista principal, disponiendo de espacio suficiente para dejar el vehículo. Desde este punto parte el recorrido a pie.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

1 hora (total)

50 m

Baja

Junto a la caseta parte una pista en regular estado desciende de manera directa al río, el cual hay que atravesar. Su escaso caudal no reduce la belleza de su entorno, muy frondoso y flanqueado por pequeñas paredes rocosas. El sendero ahora abandona la ribera y asciende ofreciendo enseguida buenas vistas del valle. En la otra margen se aprecia la finca del Tercón, que llama la  atención por la pequeña plaza de toros que posee. La senda alcanza una amplia repisa que discurre sobre el estrecho del Malpasillo, el punto más espectacular de todo el recorrido. En apenas doscientos metros el cauce del río se encajona con altas paredes rocosas.

En el fondo se encuentra el paraje del Pozo de los Chorros que se visitará más adelante, y también una cascada se precipita en el cauce gracias a las aguas sobrantes de la acequia de Belchite. El recorrido  finaliza cuando la senda se aleja del estrecho, tras un paseo de unos veinte minutos. Se puede prolongar el recorrido hasta la localidad de Almomacid de la Cuba, con una distancia total de hora y cuarto en el trayecto de ida.

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Para completar la caminata, es necesario volver al punto de partida. La pista principal continua su trazado en dirección a la finca del Tercón. En unos diez minutos se alcanza el acceso a la propiedad. La pista termina y un sendero lleva directamente al cauce del río, al pie de la poza más grande situada en la salida del estrecho del Malpasillo.

Para poder ver la zona alta del cauce, y mejores vistas del Pozo de los Chorros hay que tomar un escarpado sendero que nace a escasos metros a la derecha. Este sirve de acceso a una repisa natural situada a unos diez metros de altura sobre el cauce y que permite disfrutar desde lo alto de todo este entorno natural de gran belleza, sorprendentemente situado en medio de grandes parameras esteparias. La repisa continúa hasta llegar a los pies de la cascada que antes se había visto desde la senda superior. También es posible subir un poco más alto, continuando el ascenso en el principio, que conduce a un tajo natural con excelentes vistas de todo el desfiladero.

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Antes o después de comer, según el tiempo invertido en la propuesta de excursión de la mañana, puede realizarse la visita a localidad de Belchite Nuevo. El paso de la guerra civil dejó en tan mal estado el pueblo viejo se vio más viable construir uno de nueva planta a escasa distancia, teniendo en cuenta que había que realojar a 700 familias. El 12 de marzo de 1938 el general Franco estuvo en Belchite pronunciando las siguientes palabras: “Heroicos defensores, yo os juro que sobre estas gloriosas ruinas se edificará una ciudad amplia y hermosa por vuestro heroísmo sin par”. En 1939 comenzó la construcción del nuevo pueblo y tres años más tarde fueron acudiendo los primeros habitantes desde el pueblo viejo. Hasta el año 1954 no fue inaugurada la nueva villa.

En el centro neurálgico está el ayuntamiento, con una gran plaza delimitada por dos fachadas perpendiculares. Es un gran edificio porticado, con balcones en la primera planta y galería de vanos rectangulares bajo alero. Frente a la plaza se alza la iglesia de San Martín de Tours, de grandes dimensiones. La portada está formada por tres grandes arcos. La torre exenta situada en un lado de la misma plaza llama la atención por ser un esbeltísimo campanario de forma octogonal, cuya traza recuerda los exóticos minaretes. La construcción de ladrillo se alza a 47 metros de altura. Sobre el primer cuerpo, en las esquinas tiene tres ángeles de grandes dimensiones. En la parte superior cuenta con una barandilla y un remate vanguardista. En su interior la iglesia se cubre con bóveda de cañón de grandes dimensiones; el altar está compuesto por pinturas doradas muy llamativas. La visita a la localidad se puede completar con un paseo por el parque, cuya amplia zona arbolada cuenta con un gran lago lleno de patos, rodeado de un andador en todo su perímetro.  

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Para la tarde también se propone la visita Belchite Viejo, para lo cual es necesario concertar visita guiada en el servicio de turismo de la localidad. El punto de partida es el Arco de la Villa, situado cerca de la travesía de la carretera que conduce a Fuendetodos. Este arco formaba parte de la antigua muralla de ladrillo que rodeaba la villa. Sobre la puerta se alza una capilla, la cual se abre a intramuros a la calle Mayor, eje principal de la población. En su trazado se conservan todavía algunas fachadas rematadas con galerías de arquillos de estilo aragonés. Se atraviesa la plaza Nueva, donde antaño estuvo el ayuntamiento, y que conserva una fuente en su parte central. Continuando por la calle Mayor se alcanza la plaza Vieja. En medio se alza la Cruz de los Caídos.

Sin embargo el elemento más destacable es la Torre del Reloj. Se trata de la antigua torre de la iglesia de San Juan que fue reformada para darle uso al reloj. Conserva a duras penas la decoración mudéjar en su parte central, y a pesar de las obras de consolidación ya no luce su belleza original. A corta distancia se haya la plaza de la iglesia, donde está la iglesia de San Martín de Tours. Aunque la construcción data de la primera mitad del siglo XIV, en la reforma del siglo XVI se amplió con una nave lateral y se añadió a la nave central una galería de arquillos. Y finalmente en el siglo XIX se alzó la portada actual, a base de piedra y ladrillo. Destacan las cuatro columnas toscanas de la parte inferior, en torno al acceso, que soportan la parte superior coronada con un frontón triangular. Al interior carece de bóvedas, y sólo conserva los muros, así como capillas laterales. En cuanto a la torre, ésta es de planta cuadrada, y a pesar del desgaste de la guerra todavía se yergue en pie con 37 metros de altura. Su rica decoración mudéjar se puede intuir, aunque aparece muy deteriorada. Se culmina con chapitel piramidal.

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En un costado de la iglesia están lo restos del Convento de San Rafael. A su izquierda parte una calle que conduce hasta una replazoleta donde estaba la ermita de San Salvador, de la cual resta su sencilla portada. Desde este punto una calle conduce hasta el arco de San Roque, de similar estructura al arco de la Villa, con capilla en la parte alta, pero mucho más castigado por la contienda. Desde la plazoleta anterior se toma un camino que discurre en paralelo a la acequia Becú, que en trazado sinuoso que marca el límite de la población al norte. Sin pérdida se alcanza la la iglesia de San Agustín. Fue convento hasta la desamortización de Mendizábal, y después de ser restaurada se abrió de nuevo al culto. Tras la guerra civil fue reparada de nuevo e hizo las veces de parroquia hasta la terminación de la iglesia del pueblo nuevo. Consta de una gran nave central con crucero y ábside recto, y cuatro capillas laterales por cada lado. Sobre las capillas laterales corre una tribuna con ventanas rectangulares.

Tras su abandono presenta hundidas la bóveda de la nave central, aunque conserva los arcos, y parte de la cúpula del crucero. Prácticamente la totalidad de los muros, pilastras y bóvedas se encuentran decoradas con esgrafiados, consistente en un revoque en blanco con formas vegetales sobre un fondo azul oscuro. La fachada principal está estructurada en dos grandes cuerpos, superior e inferior y rematada con frontón curvo. El elemento más sobresaliente es la torre. Se levanta sobre una base cuadrada de cinco metros de lado alcanzando una altura de treinta y dos metros. De planta cuadrada los dos primeros cuerpos y octogonal el tercero, con suaves transiciones de la planta cuadrada a la octogonal. La torre, excepto la parte superior del lado nordeste mutilada durante la guerra, se conserva íntegra. Desde este punto una calle conduce de manera directa hasta el punto inicial de la visita guiada, el Arco de la Villa.

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FINES DE SEMANA Hoya de Huesca/Plana de Uesca

Nocito, un encantador valle tras el Tozal de Guara

Este valle prepirenaico situado a los pies del Tozal de Guara sorprende por su valor paisajístico, donde abundan rincones con mucho encanto. Sus pequeños pueblos, al borde de la despoblación aunque cuidados por sus antiguos moradores, ofrecen conjuntos arquitectónicos interesantes. El santuario de San Úrbez es otro punto de vital interés en la visita del valle, gracias a la historia que atesora.
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Para descubrir el valle de Nocito es necesario adentrarse en las entrañas de la Sierra de Guara. Uno de los accesos a este recóndito lugar parte de la población de Arguis, tomando la carretera que remonta el antiguo puerto de Monrepós. Justo antes de cruzar el túnel de Manzanera, por donde discurría antaño la carretera, parte una pista asfaltada a la derecha que conduce a Nocito tras más de veinte kilómetros de largo recorrido. En su trazado pasa cerca de las pequeñas poblaciones de Belsué y Lúsera, recorriendo la zona menos conocida de la Sierra de Guara. Ya cerca del objetivo se suceden varios cruces señalizados en los que hay que tomar el ramal derecho hasta alcanzar las primeras casas de la población de Nocito, pequeña y pintoresca población que da nombre a un amplio valle situado a los pies de la ladera norte del majestuoso Tozal de Guara.La primera propuesta es recorrer unos de los rincones más bellos del valle, el barranco de la Pillera.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

1h 10 min (ida)

sin apenas desnivel

fácil

En pleno casco urbano de Nocito, justo antes de vadear el río Guatizalema, parte una pista a mano derecha. Se deja el vehículo aparcado en el pueblo y se toma la pista que discurre por el valle. En menos de media hora se alcanza otra pista a mano izquierda. Por ella se atraviesa el río Guatizalema y el cauce del barranco de la Pillera poco después. El recorrido se apoya en una antigua pista llevada a cabo para el aprovechamiento maderero de la zona. El valle se va convirtiendo en barranco, uno de los más singulares de la sierra de Guara, donde se combinan abundante vegetación y el cauce del río formando bellas badinas.

Después de tres cuartos de hora de camino aparece la badina Rayabatán. Se trata de un rincón rodeado de riscos y vegetación, cuyas frías y cristalinas aguas invitan al baño con el rigor del verano. La antigua pista se convierte más adelante en senda rodeada de pinos, avellanos y otros árboles de gran porte. En poco más de una hora se alcanza la badina Estañonero. Una poza rodeada por una gran playa de piedras, cerrada al fondo por una pared rocosa interrumpida en su parte central por una cascada de poca altura cuyas aguas provienen del barranco de Abellada. Se puede prolongar el recorrido por el frondoso barranco hasta la fuente Fuendeguaril, surgencia donde nace el río en la época estival, durante media hora más.

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Por la tarde se propone la visita al Santuario de San Úrbez.Tras dejar atrás Nocito, en el cruce de acceso a la población se debe tomar la pista asfaltada que lleva a Bara. Un kilómetro y medio después parte un ramal a la izquierda que conduce al santuario. Otra opción también recomendable es llevar a cabo un paseo de media hora desde Nocito tomando una agradable senda, la cual parte junto a la iglesia parroquial. El monasterio debió fundarse a principios del siglo VIII, antes de la invasión musulmana. En el siglo XVII fue reformado y ampliado transformando la iglesia románica anterior. El actual santuario está formado por la iglesia en planta de cruz latina con tres naves. La nave central y laterales están cubiertas por bóvedas de lunetos. La torre, de escasa altura, se levanta junto al acceso. Al frente del santuario se levanta la portada principal, de corte renacentista, llevada a cabo en 1701. Está formada por un enorme atrio de acceso abierto a tres lados mediante arcos de medio punto. En un lateral se abre una plazoleta donde se alza la fachada más pintoresca, frente a un mirador con una vista inmejorable del Tozal de Guara.

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La vida de San Úrbez fue agitada. Nació en Burdeos hacia el año 702 y se trasladó para asentarse como ermitaño y pastor en el Alto Aragón. Tomó los hábitos en San Martín de la Val de Onsera, en cuyo humilde monasterio tenía intención de retirarse. Pero después de una larga estancia allí el obispo de Huesca lo ordenó sacerdote y lo envió como cura a Nocito. Estuvo cumpliendo su cometido pero viviendo a las afueras, en una gruta cercana al monasterio. Murió en el año 802, cuando tenía 100 años. La reliquia de San Úrbez depositada en este santuario era la más completa ya que contaba con el cuerpo momificado del santo en el cual se podían apreciar su barba y cabellos. Aquí estuvieron depositadas las reliquias hasta que en 1936 fueron arrojadas a una hoguera durante la guerra civil.

Para finalizar la jornada se propone un paseo por la recoleta población de Nocito, compuesta por dos barrios separados por el río Guatizalema. El barrio de San Juan toma su nombre de la iglesia. Varias viviendas se agrupan en torno a una calle estrecha que desemboca en la plaza, donde se alza un crucero. La iglesia de San Juan es una sencilla construcción en cuyo exterior destaca el acceso cubierto por atrio y una torre con grandes vanos. Continuando por la calle que conecta ambos barrios se alcanza un bello puente medieval. Este supera el cauce mediante un vial de doble pendiente mediante dos vanos de arco de medio punto. Su anchura es de dos metros y medio con lo que para el paso de vehículos se utiliza un paso cementado sobre el río.

Al otro lado una calle asciende atravesando el barrio de San Pedro. El conjunto de las viviendas son de mayor volumen, y se alinean a la izquierda de la calle que articula el barrio. Frente a ellas aparecen bancales con huertas, que permiten en todo momento la visión del Tozal de Guara. Entre los inmuebles destacan algunos con escudo heráldico, como la antigua Casa Abarca o Casa Molinero. Otras cuentan con inscripciones en las portaladas, mientras sobre los tejados se alzan chimeneas troncocónicas. El conjunto arquitectónico de esta pequeña población está bien conservado y conforma una población pintoresca en medio de un precioso valle.  

Para la mañana del domingo se propone visitar otra de las poblaciones del valle para lo cual hay que recorrer la pista asfaltada que lo vertebra. A lo largo de los aproximadamente trece kilómetros que separan Nocito de Bara se descubre la belleza de este valle y se pasa cerca de dos poblaciones, Bentué de Nocito y Used, que poco a poco van recuperando sus viviendas después de años de abandono. Tras superar un pequeño collado se divisa el pueblo de Bara donde termina la pista. Su casco urbano está estructurado en dos barrios, en los cuales se levantan un buen número de viviendas de las que destacan sus chimeneas, portaladas y escudos señoriales.

En el primer barrio sobresale Casa Villacampa, sobre cuyo acceso aparece una extensa inscripción. También Casa Periela, que cuenta con ventanas molduradas. En la parte alta del núcleo se encuentra la iglesia de San Pedro. Consta de una única nave con capillas laterales a modo de crucero, y se remata con ábside semicircular. La torre consta de un cuerpo de mampostería, con techumbre a dos aguas y al frente se abren dos vanos de medio punto. La puerta de acceso se guarece con un atrio abovedado.

fsemana6_bara

La visita al pueblo se complementa con un pequeño paseo por la ribera del río Alcanadre, donde se emplaza el Molino de Bara, uno de los ejemplares mejor conservados de la zona.  

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

15 min (ida)

sin apenas desnivel

fácil

mapa_molinodebara

El sendero parte junto a la iglesia, y desciende hasta alcanzar el río al cual acompaña por su izquierda en todo momento. En apenas diez minutos se pasa junto a una badina de gran belleza, lugar idóneo para el baño estival. Cinco minutos más tarde se alcanza el molino. Consta de dos edificios de mampostería cubiertos con loseta. Uno de ellos es el molino propiamente dicho, en cuya parte baja aparece una bóveda, donde se emplaza una rueda de hierro. El otro es un una especie de almacén. Se puede remontar un poco más el río y en pocos minutos se avista un azud que retiene las aguas, y que en su día suministraba el caudal necesario para el funcionamiento del molino a través de una acequia.

En la tarde del domingo, y ya de vuelta, se recomienda tomar el otro acceso a Nocito que lo comunica con el vecino valle del río Guarga. Remontando el río Bail se alcanza Collado Bail. En la parte más alta parte el acceso al pueblo deshabitado de Ibirque a la izquierda. Una pista en regular estado conduce en poco más de un kilómetro al Dolmen de Ibirque, también conocido como Caseta de las Brujas. Se emplaza a escasos metros de la pista, sobre una pequeña elevación. Se trata de una construcción de planta rectangular compuesta por tres ortostatos verticales, sobre los que se dispuso una gran losa como cubierta. Fue llevado a cabo a finales del Neolítico, en torno al año 2500 a.C. Desde este lugar se disfruta de buenas vistas hacia los valles formados por el ríos Bail y Guarga, así como la imponente mole del Tozal de Guara.

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Categorías
EXCURSIONES Hoya de Huesca/Plana de Uesca

Arguis, la puerta del Pirineo

Rodeado de sierras se enclava la población de Arguis, en pleno Prepirineo. Muy cerca de la ruta más frecuentada al Pirineo Aragonés se esconden encantos naturales que bien merecen una visita. Un viaje a las entrañas de la roca que culmina en una cumbre elevada desde donde se divisa toda la Hoya de Huesca/Plana de Uesca.
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Muy cerca de Huesca capital se puede disfrutar de lugares sorprendentes. Tomando la autovía en dirección a Sabiñánigo y Jaca, enseguida aparece el desvío que conduce al Club de Golf Sierra de Guara. Tras alcanzar las instalaciones debe tomarse la pista que bordea la urbanización por la derecha. En la parte trasera se toma la pista a la izquierda, y posteriormente a la derecha, donde puede dejarse el vehículo. Unos 250 metros más adelante aparece el arranque señalizado del sendero que conduce a las Gorgas de San Julián, emplazadas a los pies de Peña Gratal.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

45 min (ida)

150 m

baja

mapa_gorgassanjulian

Enseguida la pista inicial se convierte en una senda bien marcada que bordea las estribaciones montañosas con buenas vistas de la Hoya de Huesca/Plana de Uesca. Poco a poco gira y se introduce de manera suave en el barranco, escoltada por carrascas. Las paredes rocosas van encerrando el paisaje, que pasa bruscamente de ser campo abierto a un desfiladero con final evidente. La senda se introduce en el fondo y llega un momento en que las paredes verticales llegan a juntarse. La vegetación entonces desaparece. Pero todavía se puede continuar.

En primer lugar sorprende un belén montañero, formado por figuras bastante toscas de escayola. Los montañeros de Peña Guara realizan cada año la tradicional caminata el día de Navidad. Ahora el recorrido continúa por el cauce de piedras, sinuoso y oscuro, ya que la luz penetra con dificultad entre las estrechas paredes.El final lo marca un manantial, con pequeña balsa y cascada, que constituye uno de los lugares más atractivos de la sierra de Gratal. Hasta este punto se habrán invertido unos tres cuartos de hora desde el comienzo de la excursión. Ahora debe abandonarse el desfiladero por el mismo camino, y en diez minutos se alcanza una senda señalizada que cruza al otro lado del cauce. En apenas cinco minutos de ascenso y oculta por la abundante vegetación, se alcanza la ermita de San Julián de Andría, más conocida actualmente como Ermita de San Julián.

Hasta el siglo XI en las inmediaciones hubo un núcleo mozárabe. La ermita gozó de gran devoción y fue elegida por numerosos ermitaños para su vida contemplativa. Se trata de una cueva de planta semicircular y unos ocho metros de radio. Un muro de mampostería de cuatro metros de altura cierra su interior. Atravesando la puerta, la roca lo cubre todo, y de ella se desprenden gotas que hacen de su interior un habitáculo húmedo con dos formaciones kársticas muy bonitas. En el costado izquierdo está el altar, con la figura central de San Julián, ermitaño que vivió en una cueva en Mesopotamia. Ante la ermita hay una pequeña pradera elevada con magníficas vistas del barranco de San Julián y de la Hoya de Huesca/Plana de Uesca. Una vez descubierto uno de los lugares más sorprendentes de la zona se toma dirección a Arguis volviendo a la autovía.

Al término del desfiladero aparece señalizado el desvío a Arguis. Después de comer ser propone un agradable paseo por las orillas del Embalse de Arguis. Se trata de una de las presas más antiguas de todo Aragón, ya que entró en servicio en 1704. En el año 1929 la vieja obra fue recrecida para poder embalsar tres hectómetros cúbicos. Se puede acercar por la carretera hasta la presa, desde donde se aprecia la cuenca en la cual se asienta el embalse, escoltada por la sierra de Gratal a la izquierda, la sierra del Águila a la derecha y la sierra de Bonés al frente.

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También puede visitarse el Centro de Interpretación de Arguis, situado en las inmediaciones del embalse, en una antigua casa forestal. En su interior se puede adentrar el visitante en un bosque de ribera. También descubrir la fauna y flora del medio fluvial así como conocer la cercana sierra de Bonés. Se completa la visita con un interesante audiovisual.Un poco más adelante en la carretera se puede dar un paseo por el pueblo de Arguis. Las casas son de tipología pirenaica, en las que no faltan los tejados de loseta y las chimeneas con espantabrujas. Se combinan con casas de nueva factura pero manteniendo el ambiente rústico del núcleo. La calle de acceso desemboca en una plaza, donde está la iglesia de San Miguel. De su pasado románico resta el ábside semicircular, con canecillos algunos de ellos labrados. La torre de planta cuadrada se culmina con casquete semiesférico. En la parte trasera de la iglesia, el pueblo se desliza hacia el pantano. Una de las últimas casas ofrece una estampa pintoresca con su gran chimenea troncocónica sobre el horno adosado.

Una vez visitado Arguis la ruta continua por la antigua carretera del antaño temido puerto de Monrepós, ahora casi sin circulación. El trazado ascendente y sinuoso culmina en el Mesón Nuevo, compuesto por dos casas de gran tamaño. Justo delante de ellas parte una pista en regular estado. Tras unos cinco kilómetros de ascenso se llega a una de las cumbres más accesibles del Prepirineo aragonés. El punto geodésico del Pico del Águila se sitúa entre varias antenas repetidoras, a 1623 metros de altitud. Desde aquí las vistas son amplias. Al sur se divisa el desfiladero del Isuela, el salto de Roldán y la Hoya de Huesca/Plana de Uesca. Al oeste Peña Gratal, Peña Mediodía y el valle de Rasal, con el embalse de Arguis en primer plano. Al norte la cadena pirenaica en toda su extensión. Finalmente al este se puede apreciar la sierra de Guara, con la sierra de la Gabardiella, Pico Fragineto y Tozal de Guara, y en primer plano el embalse de Santa María de Belsué.

 

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CICLOTURISMO Tarazona y el Moncayo Todas

Vía Verde del Tarazonica, de Tudela a Tarazona

Un modesto tren unía las cabeceras comarcales de Tudela, en Navarra, y Tarazona, en Aragón, hace décadas. Ahora este recorrido puede hacerse en bicicleta de manera cómoda disfrutando a su paso de la vega del río Queiles.
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En el año 1885 fue inaugurada esta línea de vía estrecha impulsada por la Compañía del Norte. Debido a su lentitud pronto fue conocida como “El Tarazonica” y también como “El Escachamatas”. En el año 1953 Renfe se hizo cargo de la línea convirtiéndola al ancho ibérico. Sin embargo la competencia con el transporte por carretera fue aumentando su decadencia hasta ser clausurada definitivamente en el año 1972.

La realización de esta vía verde puede plantearse de varias maneras según la capacidad del ciclista. El recorrido completo con principio y final en un mismo punto son 44 kilómetros. Para ello no es necesario coche de apoyo y se recomienda Tudela como lugar de partida, ya que el trayecto de vuelta se hace con desnivel favorable. Teniendo coche de apoyo se puede hacer sólo un trayecto reduciendo a 22 kilómetros el recorrido, teniendo como punto de partida Tudela (recorrido ascendente) o Tarazona (recorrido en descenso), siendo ésta última la opción más fácil. También se puede acortar el recorrido sin llegar a Tarazona, si no se dispone de coche de apoyo, partiendo de Tudela. En nuestro caso la propuesta elegida es la primera siendo la más completa y más recomendable.

LONGITUDDESNIVELPENDIENTEFIRMEDIFICULTAD
44 km (ida y vuelta)
220 m1%buenomedia

El punto de partida es la estación de ferrocarril de Tudela, la cual todavía sigue en funcionamiento para dar servicio a la línea Zaragoza-Pamplona. Se accede a este punto desde la avenida de Zaragoza. En la plaza situada ante el edificio el aparcamiento libre es limitado; también puede aparcarse cerca del camino de Caritat por donde pasa después la vía verde. Tomando una rampa en el costado derecho de la estación nace un carril bici. Más adelante se pasa junto a una antigua locomotora que realizó este recorrido adornada con una fuente. Enseguida se deja atrás la población y arranca la pista de tierra de buen firme que sustituye a las antiguas vías. Una pronunciada curva tras pasar bajo un puente enfila el recorrido hacia el Moncayo, el cual será visible en todo el recorrido.

ciclo1_nadamassalirdetudela

A los cuatro kilómetros de trayecto aparece un pequeño merendero llevado a cabo con material ferroviario, así como un monumento en mitad de la vía. A escasos metros una pasarela elevada sirve para salvar la carretera de Ablitas. Avanzando en trazado rectilíneo se pasa por la estación de Murchante, la primera de ellas. Los edificios en ruina junto al andén dan muestra de la falta de uso.

Cuando se llevan 10 kilómetros recorridos se alcanza la estación de Cascante. Aunque en buen estado, se encuentra abandonada. Junto al edificio se ha acondicionado un pequeño merendero, lugar ideal para realizar una primera parada.

Tras pasar a tierras aragonesas, en el kilómetro 15 se pasa junto a la estación de Malón, compuesta por dos edificios uno correspondiente al ferrocarril de vía estrecha y otro al de vía ancha. Un nuevo merendero con abundante sombra sirve para detener la marcha en caso necesario.

A medida que se avanza la figura del Moncayo se hace más presente en el horizonte. El trazado de la vía verde se interna en una gran trinchera rodeada de taludes que se prolonga durante dos kilómetros. Finalmente y con un trazado algo más sinuoso se atraviesan las últimas huertas ya cercanas a la ciudad de Tarazona. El punto final lo pone la antigua estación, ahora reutilizada con usos culturales. Junto a ella hay un parque que sirve para el descanso tras realizar la mitad del recorrido. Hasta este punto se habrán recorrido poco más de 22 kilómetros.

Para completar el itinerario sólo es preciso volver por el mismo recorrido. El trayecto de vuelta es mucho más llevadero, debido a la ligera pendiente descendente. Tras realizar el itinerario ciclista por la mañana, se toma dirección a la población de Malón, en tierras aragonesas. Saliendo desde Tudela por la carretera que conduce a Tarazona, justo antes de alcanzar la población de Novallas parte la carretera que conduce a esta población.

Después de comer se propone la visita al Museo del Agua de Malón. Se trata de un edificio de nueva construcción situado en la parte alta de la localidad, donde estuvo antaño ubicado el castillo. En su interior da la bienvenida el personaje virtual de Silbis, que simboliza el nacimiento del río Queiles en Vozmediano. Su contenido gira en torno al río mostrando mediante audiovisuales la formación de la cuenca, vistas del río en diferentes estaciones, el río a vista de pájaro y una retrospectiva de Malón a través de fotos antiguas. Uno de los lugares más espectaculares del museo es la parte superior, desde donde se puede disfrutar de una magnífica panorámica de la cuenca del río Queiles desde Tudela hasta el Moncayo.

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FINES DE SEMANA Somontano de Barbastro

Cañón del río Vero, naturaleza y arte en estado puro

El tramo más abrupto del cañón del Río Vero se descubre realizando uno de los descensos barranquistas más conocidos de la Sierra de Guara. Sin embargo en sus inmediaciones también se puede descubrir de manera sencilla una naturaleza agreste, en la cual queda la impronta humana del arte rupestre llevado a cabo hace miles de años.
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Para comenzar el fin de semana se toma dirección a la pequeña localidad de Lecina. A 13 kilómetros de distancia de Colungo aparece junto a la carretera un amplio aparcamiento de tierra. Este punto sirve de aproximación al Molino de Lecina, primer objetivo.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

20 min (ida)

50 m

baja

Y también puede realizarse la caminata completa hasta la Ermita de San Martín.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

1 h 15 min (ida)

100 m

baja

mapa_molinodelecina

En cinco minutos bajando se alcanza el río, el cual se atraviesa por un puente. A la derecha, en otros cinco minutos se encuentra la fuente de Lecina. Se trata de una surgencia, en la cual mana abundante agua, tanto que durante el estiaje prácticamente se puede considerar como el nacimiento del río Vero ya que aguas arriba éste discurre seco. Volviendo al puente la senda continua por la margen derecha del río, en cuyo trazado se disfruta de excelentes vistas del río formando un pequeño cañón. Poco después un desvío conduce directamente al molino ya visible junto al cauce. De camino se puede uno aproximar a la presa de la cual tomaba el agua para su funcionamiento. Más abajo el molino en ruinas se emplaza en un rincón de gran belleza natural, con el río custodiado por paredes rocosas de gran altura.

Se puede alargar el paseo continuando por la misma senda que conduce río abajo a la ermita de San Martín. La senda asciende hasta una pequeña faja que ofrece amplias vistas del cañón. Tras atravesar un collado comienza el descenso hasta el cauce, el cual es necesario atravesar en cuatro ocasiones. Hay que prever esta circunstancia y elegir para este segundo tramo la época estival y el calzado adecuado. La vegetación en el fondo del barranco es abundante y se avanza hasta alcanzar el Barranco de La Choca, de grandes dimensiones. Poco antes de alcanzar el exiguo cauce que discurre por el fondo, un cartel indica la dirección de la Ermita de San Martín. Se trata de una sencilla construcción románica adosada a la roca, lugar ideal para el descanso. Hasta este punto hay una distancia de una hora y cuarto desde el aparcamiento.

fsemana4_lecina

Para completar el resto de la mañana se sugiere la visita a la encantadora localidad de Lecina. A pesar de su pequeño tamaño guarda un conjunto urbano pintoresco. Antes de entrar a la localidad hay un aparcamiento. A escasa distancia está la plaza, con la iglesia, una oficina de turismo y varias casas interesantes. Desde este punto merece la pena un paseo por la calle principal, en la cual destacan sus casas de piedra con decoración en ventanas y puertas, con bellas chimeneas despuntando de los tejados. Finalmente, a unos cinco minutos del casco urbano es imprescindible la visita a la Carrasca de Lecina, un ejemplar majestuoso de 16 metros de altura cuyas dimensiones son imposibles de describir. Lo mejor es introducirse bajo ella y disfrutar de su acogedora sombra.

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Después de disfrutar de la naturaleza salvaje del río Vero, la tarde se presenta mucho más tranquila con la visita a la localidad de Colungo. Un pequeño paseo por las calles del lugar nos muestra una arquitectura típica del somontano, con fachadas de ladrillo o encaladas y portadas de arco de medio punto decoradas. Al fondo se encuentra la iglesia parroquial en una replazoleta.

En la carretera se emplaza el mesón de Colungo, y junto a él parte la calle que lleva al Centro de Arte Rupestre del Río Vero.  Su visita es imprescindible para realizar un viaje por la prehistoria del entorno del río Vero. Se trata de un legado excepcional compuesto por más de sesenta abrigos con pinturas rupestres. Está compuesto por un museo con dos salas en las que se muestra el arte rupestre integrado en la zona, a través de pequeños audiovisuales y reproducciones de utensilios. En el exterior un pequeño parque arqueológico cuenta con reproducciones de cabañas neolíticas y construcciones funerarias. La visita se culmina con la visita del Espacio Cueva Fuente del Trucho. Una gran sala expositiva muestra como elemento principal una gran fotografía del interior de la cueva, así como otros espacios que recrean la vida cotidiana de las gentes que la habitaron. También se organizan visitas guiadas a los abrigos más importantes, en las cuales se pueden observar las pinturas de cerca y con la explicación de las mismas. Si encajan con la propuesta del fin de semana es recomendable esta opción para la visita de las más importantes, los abrigos del Tozal de Mallata.

En la mañana del domingo se propone de nuevo el acercamiento al río Vero. Se toma la misma carretera que el día anterior. Como el plan de la mañana es más tranquilo se recomienda de camino hacer una parada en el barranco de Fornocal, situado entre las localidades de Colungo y Asque. El puente atraviesa este imponente barranco de paredes rocosas. Continuando por la misma carretera, a poco más de 11 kilómetros de Colungo aparece indicado un aparcamiento situado a la izquierda. Desde este punto se alcanza en unos minutos uno de los mejores miradores del barranco del río Vero, impresionante tajo cuyas paredes están salpicadas de singulares oquedades producto de la erosión. La vista corresponde al tramo de la caminata situada entre el molino de Lecina y el barranco de la Choca, mostrando en toda su magnitud este imponente paisaje.

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Desde el aparcamiento también parte el recorrido que conduce a los Abrigos del Tozal de Mallata.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

45 min (ida)

100 m

baja

mapa_abrigosdeltozaldemallata

Una senda de suave pendiente alcanza un cruce tras media hora de recorrido. Poco más adelante se alcanza el borde del desfiladero del río Vero. Para acceder al primer abrigo es necesario descender por escaleras verticales, perfectamente acondicionadas para la visita pero que seguro impresionan al visitante. El primer abrigo se encuentra en uno de los covachos más grandes, colgado en la parte alta de las paredes que bordean el barranco. Un lugar espectacular para la contemplación del paisaje. Las pinturas están protegidas por rejas y debido a su ubicación complican su observación.

Corresponden a la etapa del Neolítico y de la Edad de los Metales, entre los años 5.000 y el 1.500 a. C. En sus paredes destacan escenas con ciervos, figuras de antropomorfos, además de signos lineales, circulares y cruciformes. Tras la visita de este espectacular enclave, es necesario volver a la repisa superior. A escasa distancia, pero también marcado por una ubicación al filo de los acantilados se encuentra el segundo abrigo. De nuevo es imprescindible el descenso vertical, que gracias al equipamiento reduce al mínimo el riesgo para el visitante. Este abrigo de menores dimensiones permite la observación más fácil de las pinturas a través de la reja debido a su cercanía. En esta ocasión destaca una escena formada por trece personas que llevan peinados destacados, mientras que otra escena perfectamente visible es la formada por unos signos ramiformes.

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Como final de la propuesta del fin de semana se puede visitar el Puente de la Albarda el domingo por la tarde. Volviendo en dirección a Barbastro, justo antes de la incorporación a la carretera regional se puede parar junto al puente situado a escasos metros. Se compone de un gran arco de 8,5 metros de altura y 19 metros de luz. De fina y esbelta silueta, tiene dos acusadas rampas con una anchura inferior a los dos metros provistas de pretiles.

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FINES DE SEMANA Matarraña/Matarranya

Valderrobres y Beceite, a cuál más encantadora

Dos poblaciones de la comarca del Matarraña que arropan al río que da nombre a la comarca en sus primeros pasos. Valderrobres, poseedora orgullosa del título de conjunto histórico-artístico. Beceite, más modesta, pero que se complementa con un entorno natural de gran riqueza paisajística.
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.Para el sábado por la mañana se propone realizar la ruta más emblemática de los Puertos de Beceite/Els Ports de Beseit, el Parrizal/Parrissal. Se abandona la población de Beceite/Beseit siguiendo las indicaciones y tomando una estrecha pista asfaltada que atraviesa la huerta que acompaña al río Matarraña/Matarranya. Tras superar cinco kilómetros de recorrido total es recomendable una parada en un ensanche de la pista junto a un pequeño puente para poder disfrutar de un rincón de gran belleza del río junto al Mas de Lluvia. Más adelante se llega a un punto donde es obligatorio dejar el vehículo para continuar por la pista andando.

TIEMPO

DESNIVELDIFICULTAD
1 h 30 min (ida)sin apenas desnivelmedia
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Tras atravesar un par de túneles se alcanza el Pla de la Mina, donde se emplaza el antiguo aparcamiento y una zona con merenderos. A partir de este punto el recorrido por el río está dotado de pasarelas en los lugares donde el agua impide el andar sin mojarse. Por ello hacer este recorrido depende del calzado y del caudal del río, con lo que es recomendable hacerlo en verano. Se puede hacer parte del recorrido, teniendo en cuenta que el objetivo final del los Estrechos del Parrizal/Estrets del Parrissal se emplaza a una hora y media del comienzo. En todo el trazado la belleza del río y de sus pozas no defraudarán a ningún caminante.

Tras la comida y el descanso se propone una tarde tranquila visitando la pintoresca población de Beceite/Beseit. Antes de acceder al casco urbano puede visitarse el arrabal de Santa Ana el cual es atravesado por la carretera. La ermita de Santa Ana se emplaza a unos metros de un puente que salva el río Matarraña/Matarranya a gran altura. A ambos lados se alzan grandes edificios, antiguas industrias de papel, ahora fuera de uso. La fábrica de Noguera alberga un estudio de pintura y cerámica con exposición permanente cuya visita puede ser interesante. El acceso al casco antiguo se realiza a través del Portal de Villanueva, un arco de la antigua muralla. Un recorrido circular permite descubrir el trazado del antiguo amurallado de la población. Avanzando por la calle se pasa bajo el Pasaje de Villanueva. Al final un giro brusco a la derecha deja a los pies del Portal de San Gregorio. Con forma de recodo, sobre él se dispone una capilla en honor al santo.

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La calle rectilínea y ascendente lleva al Portal de la calle Llana. Una vez atravesado, la calle a mano derecha continua el trazado alrededor del recinto defensivo, hasta alcanzar el Portal-Capilla de San Roque. Se construyó una capilla abierta sobre un portal de la muralla. De nuevo bordeando la población, sin atravesar el arco, tomando la calle siguiente a mano derecha, se alcanza el último portal de la muralla conservado, el Portal del Coll. Definitivamente el visitante atraviesa el arco, cuya calle conduce al centro de la localidad. En la plaza mayor, compuesta por dos niveles, se alza la iglesia parroquial, el ayuntamiento y edificios civiles relevantes. La iglesia de San Bartolomé cuenta con sencilla pero bella portada. Bajo el ayuntamiento, abierta a una calle inferior se conserva la lonja. Descendiendo por esta calle se puede disfrutar de muestras de arquitectura popular que marcan el encanto de la población. Se pasa junto al antiguo lavadero adosado a una pared rocosa y finalmente se alcanza la calle que deja de nuevo en el portal de Villanueva.

El domingo se propone la visita a la capital del Matarraña/Matarranya, una de las poblaciones más bellas de la provincia turolense, Valderrobres/Vall de Roures. Recibe al visitante con su mejor carta de presentación: el puente medieval, las casas alineadas junto al río y sobre los tejados la figura del castillo y de la iglesia. El puente de San Roque, de factura gótica cruza airoso el río Matarraña/Matarranya y se introduce en la población a través del arco de San Roque.

Una vez atravesado el monumental portal de la muralla se entra en la plaza Mayor. En ella se alzan el ayuntamiento y un palacio. El ayuntamiento es uno de los ejemplos más sobresalientes del renacimiento civil aragonés, terminado en el año 1590. En la parte baja se abre una lonja de arcos de medio punto. Frente al mismo un edificio fortificado, antigua residencia de los justicias de la villa y de los notarios, que ahora alberga una fonda. En el lado más alto de la plaza, parte una calle en diagonal que se dirige a la parte alta de la población.

Una escalinata antecede a la iglesia de Santa María la Mayor construida en su mayor parte durante el siglo XIV, bajo estilo gótico levantino. Uno de los elementos más sobresalientes es su magnífica portada. Cuenta con once arquivoltas de gran abocinamiento y que se corona con un colosal rosetón de unos seis metros de diámetro. La decoración al exterior de la iglesia se completa con un friso de canecillos que recorre todo el perímetro, así como varias gárgolas de bella factura. Es imprescindible la visita a su interior para completar la visión de esta magnífica iglesia. Pero todavía queda por descubrir otro de los edificios emblemáticos de la población. A escasos metros está el castillo levantado en similares fechas a la iglesia. Su marcado carácter residencial queda de manifiesto en sus fachadas. Ventanales góticos, galería de arcos de medio punto y perfil almenado las convierten en uno de los ejemplos más elegantes del gótico militar de España. Al interior se pueden recorrer todas las estancias, desde las caballerizas, pasando por la planta noble con sus diferentes salas de gran belleza y también se puede acceder a la planta alta, desde cuya galería el visitante disfruta de una amplia vista del casco urbano y de sus alrededores.

En caso de disponer de tiempo por la tarde del domingo se puede realizar una aproximación al Embalse de Pena. Desde Valderrobres/Vall de Roures se toma la carretera de Fuentespalda/Fontdespatla. A unos dos kilómetros parte la pista asfaltada que remonta el río Pena. Tras cinco kilómetros y medio de atraviesan dos túneles, y aparece un pequeño aparcamiento, junto a las casas del pantano. Se puede acceder andando a la presa, situada en el desfiladero, con excelentes vistas barranco abajo, y también del propio embalse. Si se continúa bordeando el embalse, con pista ya de tierra, se pasa junto a un área recreativa que cuenta con mesas, junto a la orilla en una zona de escasa pendiente que simula una playa fluvial, bordeada por pinares. El recorrido de la pista bordea la desembocadura del río Pena, cuyas aguas aparecen remansadas, y ésta continua su trazado alrededor del pantano.

 

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Campo de Belchite EXCURSIONES

Fuendetodos, mucho más que Goya

La localidad de Fuendetodos está ligada a la figura de Goya, ilustre pintor aragonés. Es imprescindible la visita a los museos dedicados a su figura. Sin embargo, cerca hay lugares de interés paisajístico que servirán para completar una visión no sólo artística, sino también natural de este pueblo.
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La visita a la localidad debe partir de la Casa del Grabado, situada en pleno centro. Recorrer el interior de esta casa tradicional acondicionada para usos expositivos nos mostrará parte del trabajo más significativo de Francisco de Goya: grabados de las series Los Caprichos, Los Desastres de la Guerra, La Tauromaquia y Los Disparates.

Avanzando por la calle se alcanza una plazoleta, frente a la cual se alza la modesta Casa Natal de Goya. En ella nació y vivió sus primeros seis años de vida. En su interior se puede apreciar el ambiente rústico y popular de la época. Tras permanecer muchos años en el anonimato, la casa fue descubierta por Ignacio Zuloaga. Después de la Guerra Civil tuvo que ser reconstruida, y en la actualidad su interior cuenta con mobiliario de la época que trata de evocar lo que fue en su día esta humilde casa. Si se quiere ampliar la visita y completar la mañana, junto a la casa natal está la Sala Zuloaga, que alberga exposiciones temporales, lo cual denota la gran actividad cultural de Fuendetodos. Un paseo por las calles invita a subir a la iglesia de la Asunción, desde donde se observa todo el casco urbano.

Una vez visitado el casco urbano es necesario coger el vehículo y tomar la carretera que conduce a Cariñena. En la parte alta del pueblo se emplazan las eras donde abundan pequeños edificios secundarios. Un desvío indicado por una pista acerca a la Nevera Culroya. En la localidad hay un buen número de estas curiosas construcciones, y ésta es la mejor conservada. Tras abrir la puerta se puede acceder al interior por una escalera de caracol. Sorprende la utilidad de estos edificios para la elaboración del hielo, cuando ahora en nuestras casas y en cualquier momento disponemos con facilidad del mismo.

Tras la comida se sale de Fuendetodos por una pista en buen estado frente a la calle Dos de Mayo, junto a las escuelas. Por ella se avanza en dirección a la Val de Santa María en continuo descenso. La primera parada se realiza a los tres kilómetros. A la derecha y cerca de la pista se puede apreciar la cabecera de la Hoz Mayor, cubierta en su fondo por abundante vegetación. Retomando la pista y sin dejar el trazado descendente y principal se pasa junto a la paridera de la balsa Nueva tras recorrer cuatro kilómetros y medio desde la carretera. Justo después de rebasarla se toma la pista de la derecha. Un nuevo ramal se aproxima a los campos situados poco antes de comenzar la Hoz Mayor.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

30 min (ida)

sin apenas desnivel

baja

mapa_hozmayor

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Una senda se adentra en este hocino de un kilómetro de recorrido, flanqueado por paredes que alcanzan los cincuenta metros de altura. El lugar es sorprendente por la combinación de vegetación y roquedales que hacen inimaginable que este lugar pueda estar situado en medio del bosque mediterráneo que lo rodea.Volviendo a la pista principal, ésta atraviesa ahora un paisaje estepario sólo truncado por la boscosa Sierra Gorda, situada a la derecha. Poco a poco se advierte el arroyo de Zafrané y la grieta que se va originando en el terreno. Continuando por la pista y después unos diez kilómetros de recorrido total, se bordea una cantera hasta alcanzar un antiguo apeadero de la línea Zaragoza-Utrillas. A escasa distancia se puede disfrutar de una magnífica vista de este gran barranco, justo donde era atravesado por el puente de la línea férrea. Se conserva un espectacular pilar central de 42 metros de altura y los estribos en las dos márgenes. Desde este magnífico mirador se puede apreciar toda la magnitud de la Hoz de Zafrané. Su trazado ligeramente sinuoso muestra paredes desnudas, con abundantes oquedades. Mientras que su fondo apenas cuenta con vegetación, lo cual permite contemplarlo en toda su magnitud.

Categorías
Bajo Aragón-Caspe/Baix Aragó-Casp EXCURSIONES

Bajo Matarraña, el lugar más bajo de Aragón

En la confluencia de los ríos Ebro y Matarraña se localiza el punto de menor altura de Aragón, el embalse de Ribarroja, a unos 70 metros de altitud. Desde la ermita del Pilar se aprecia en toda su magnitud el embalse y sus afecciones. Cerca también hay lugares de interés como el mausoleo de Fabara, el mejor conservado de España.
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En esta ocasión se propone recorrer las tierras más orientales de la comarca del Bajo Aragón zaragozano. Tomando como vía de aproximación la nacional que une Zaragoza y Castellón, cerca de Calaceite/Calaceit, parte la carretera que se adentra en estas tierras. Tras superar Maella se toma el desvío a la primera localidad: Fabara. Poco antes de llegar al casco urbano un cartel indicador señala una pista asfaltada a mano izquierda. Ésta conduce en 350 metros hasta el recinto vallado donde se encuentra el Mausoleo de Fabara. Este monumento funerario romano que data del siglo II es el mejor conservado de España. Se trata de un pequeño edificio con un pórtico de cuatro columnas al frente. En su interior cuenta con dos estancias: el espacio destinado a los sacrificios en honor del muerto y la cámara subterránea donde se encontraban los restos.

Una vez atravesado el río Matarraña/Matarranya se alcanza el casco urbano de Fabara. Una calle articula el pueblo y desemboca en la plaza de España. Al frente se alza el ayuntamiento con su bella fachada. Consta en su parte baja de una lonja de tres arcos de medio punto. Poco más adelante se abre otra plaza, constituyendo uno de sus costados un buen mirador de la huerta de la localidad. Allí se alza la iglesia de San Juan Bautista que se construyó en estilo gótico levantino durante los siglos XIV y XV. Tiene su perfil almenado producto de la reconstrucción tras la guerra civil. 

La carretera continúa su trazado sinuoso hasta alcanzar Nonaspe/Nonasp que se asienta en una meseta. Un paseo por el casco antiguo descubre sus calles estrechas en las que abundan arcos con pasadizos. En una pequeña plaza se encuentra la sencilla iglesia de San Bartolomé y la Casa Turlán, con portada de dovelas decoradas con motivos vegetales y geométricos.

En la parte más alta de la población se encontraba el antiguo castillo, que tras diversas reformas es ahora una casa palacio de planta hexagonal reconvertida en la sede del ayuntamiento. El antiguo patio de armas constituye ahora una bella plaza, con un mirador hacia la vega del río Matarraña/Matarranya. Justo antes de cruzar el río Matarraña/Matarranya parte una pista asfaltada que conduce al Santuario de Nuestra Señora de Dos Aguas. El nombre hace referencia a su ubicación, en la confluencia de los ríos Matarraña/Matarranya y Algás/Algars. Sobre la puerta de acceso se levanta una espadaña de dos vanos. A su alrededor hay un gran parque con mesas para comer, columpios y abundante arbolado, entre los que destacan un grupo de pinos piñoneros centenarios que alcanzan una altura superior a los 23 metros. 

Después de la comida se propone por la tarde acercarse a la localidad de Fayón/Faió, situada a una distancia de treinta kilómetros. Su actual enclave es el pueblo más joven de Aragón ya que fue inaugurado en 1967. El estilo arquitectónico responde a un lugar de colonización, con una gran plaza porticada que hace las veces de pequeña galería comercial y que aglutina los servicios municipales, junto con el ayuntamiento. En el lado opuesto se alza la iglesia de la cual destaca una esbelta torre de hormigón rematada con una cruz.

La excursión termina en un lugar que seguro sorprende al visitante. En el arranque de la población parte el acceso al Embalse de Ribarroja/Riba-Roja. En ligero descenso, aparece un desvío a la izquierda que conduce entre campos de olivar hacia la Ermita de Nuestra Señora del Pilar. Tras ascender hasta la parte alta de una colina se llega a un enclave privilegiado con vistas de la confluencia de los ríos Ebro y Matarraña/Matarranya. La ermita fue construida en 1954, poco antes del traslado de la población de su antiguo núcleo al actual debido a la construcción del embalse. El dramático final lo puso el 21 de octubre de 1967 cuando las aguas embalsadas anegaron el casco urbano de manera inesperada, teniendo sus vecinos que recoger los enseres en barca, así como las imágenes religiosas más valiosas de la iglesia. Del pueblo antiguo emergen de las aguas su castillo y la torre de la iglesia.

De nuevo en la pista que conduce al embalse, ésta desciende hacia la desembocadura del río Matarraña/Matarranya. A mitad de camino, en una bifurcación, se toma el ramal izquierdo. Antes de llegar al final del trazado se pasa junto al antiguo cementerio. Después del traslado de los restos se ha convertido en un pequeño parque donde se ha colocado un sencillo homenaje a los fayonenses. Tras alcanzar el pantano, se puede acceder andando hasta el edificio abandonado de los empleados ferroviarios. Bajo las aguas quedó la estación de ferrocarril. Gracias a su excelente posición el lugar era idóneo para el transporte fluvial. Ya en la Edad Media se transportaba cereal hacia Barcelona y en la época contemporánea el transporte de carbón de las cercanas minas era muy importante para la zona. Su situación estratégica de comunicación fluvial y ferroviaria hizo de Fayón/Faió un núcleo de notable desarrollo.

 

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