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Salto de Roldán, dos colosos en la Sierra de Guara

El Prepirineo aragonés está formado por una serie de sierras que delimitan la Hoya de Huesca/Plana de Uesca al norte. Entre las más importantes está la Sierra de Guara, coronada por el Tozal de Guara, que se eleva a 2.077 metros de altitud. En su extremo más occidental se emplaza el Salto de Roldán, una de las elevaciones más singulares de la sierra, perfectamente visible desde la capital oscense.
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La autovía mudéjar, eje que vertebra Aragón, conduce de manera directa al Prepirineo aragonés. Una vez bordeada la ciudad de Huesca se toma dirección a Sabiñánigo y Jaca. La ruta discurre en paralelo al apenas visible río Isuela, en dirección al congosto formado por éste a partir de Nueno. Abandonando la autovía en el acceso a dicha localidad, se toma dirección a Sabayés.

Tres kilómetros de carretera sinuosa y se alcanza esta pequeña población cuya silueta viene marcada por la torre almenada de su iglesia. Merece la pena dar un paseo por su calle principal, donde se conserva la arquitectura tradicional, descubriendo recoletos rincones y casas con sus escudos nobiliarios. En la parte alta se alza la iglesia de San Andrés. Una escalinata conduce al porche de dos vanos que cobija el acceso, bajo la robusta torre que sirve de campanario.

Avanzando por la carretera, a escasa distancia del casco urbano, se alza la ermita de la Virgen del Patrocinio. Tiene la curiosa advocación de la Virgen de Gallinano, en referencia a las gallinas que avisaron de la presencia de ladrones, según cuenta la leyenda. Está ubicada en un lugar con una magnífica vista del pueblo y el Tozal de Gratal a sus espaldas. Justo al lado se ubica el Espacio Salto de Roldán.

Un centro de interpretación donde poder obtener información sobre el territorio que lo rodea. Mediante pequeñas exposiciones se profundiza sobre la percepción de las plantas y su interacción con los animales. En el espacio exterior se complementa con un pequeño jardín botánico.

A menos de doscientos metros surge un cruce donde se toma un desvío a la izquierda. La carretera asciende por la ladera trazando acusadas curvas. Un nuevo desvío a mano izquierda conduce al pueblo de Santa Eulalia de la Peña, también conocido como Santolarieta. Antes de llegar se aprecia la bella estampa de sus casas escalonadas y rodeadas de abundante arbolado a los pies de los riscos que lo cobijan. Su trazado termina en un espacio donde se alza el local social, la fuente-abrevadero y la iglesia de San Mamés y Santa Eulalia.

Una puerta da acceso al espacio cubierto de un manto verde que antecede a la construcción, en cuyo lateral se alza una torre con amplios vanos. Su casco urbano conserva pequeñas y estrechas calles que todavía guardan la esencia de antaño.

Se propone una excursión que se adentra en el desfiladero labrado por el río Isuela entre Nueno y Arguis visto desde las alturas. El objetivo es alcanzar la ermita de la Virgen de Ordás.

TIEMPODESNIVELDIFICULTAD
1h 30 min (ida)450 mmedia

Para ello es necesario ascender por una calle cementada a la parte más alta del núcleo. Allí parte un sendero señalizado a Ordás. Entre muros de piedra va ascendiendo. Diez minutos más tarde se toma el ramal a mano izquierda, antigua vereda que surca una ladera cada vez más poblada de carrascas. En la zona más agreste se asciende de manera más acentuada hasta aproximarse a unas crestas rocosas desde donde se avista el casco urbano de Nueno. Ahora le sucede un tramo más cómodo adentrándose en un frondoso pinar. A los tres cuartos de hora de marcha se alcanza una pista. Tomándola en descenso se toma dirección a la ermita. Unos veinte minutos más tarde se abandona la pista para coger una senda que atraviesa un tramo de abundante vegetación.

Un pequeño ramal permite visitar el pozo de nieve de Ordás situado apenas a cinco minutos. Un pozo abierto recubierto de mampostería que servía para almacenar la nieve y extraer hielo que se comercializaba en la capital de Huesca. Retomando la senda sólo resta un cuarto de hora más para llegar hasta el edificio de la ermita. En este lugar hasta el siglo XVIII hubo un asentamiento del cual quedan ahora sólo la iglesia y el castillo. La ermita data del siglo XII, como así lo atestigua el crismón románico sobre la portada. El interior se compone de una nave cubierta por arcos apuntados. El altar que cobija a la virgen se cubre con bóveda decorada con yeserías. A los pies se alza el coro con restos de policromía original y la pila bautismal románica.

Desde la explanada parte una senda de aproximación al cercano castillo, ubicado en un espectacular espolón rocoso. Su ubicación responde al mejor lugar para custodiar el desfiladero. La fortaleza se compone únicamente de un muro de mampostería, abierto en su parte inferior por una puerta adintelada, el cual impide la única zona de acceso al recinto defensivo. Su extremo es un magnífico mirador del congosto del río Isuela. Al norte se divisa el casco urbano de Arguis, mientras que al sur las vistas se amplían con la Hoya de Huesca/Plana de Uesca a los pies de la Sierra de Gratal.

A la vuelta se propone tomar un itinerario diferente. Se vuelve por la senda hasta tomar la pista, ahora en trazado ascendente. Sin abandonar su trazado se llega a la parte más alta donde desaparece la vegetación. Poco más adelante hay un observatorio de buitres, con vistas al muladar cercano. Desde este punto las vistas en dirección al sur son amplias. La pista desciende y se alcanza un cruce de senderos señalizado. Sólo resta tomar el camino más directo a Santa Eulalia de la Peña. Cerca del casco urbano se alcanza el primer desvío tomado en el inicio de la caminata.

Para la tarde se propone la visita al lugar más espectacular de la excursión, el Salto de Roldán. Desde la carretera de acceso a Santa Eulalia de la Peña parte una pista asfaltada que tras un kilómetro de recorrido alcanza una zona de aparcamiento. Esta formación rocosa está compuesta por dos colosales peñascos de conglomerados de altura similar que escoltan el desfiladero formado por el río Flumen.

La aproximación en vehículo se hace a la peña de San Miguel, de 1113 metros de altitud. Enfrente la peña Amán que se eleva a 1114 metros. Las dos peñas fueron denominadas peñas de Sen y Men respectivamente, en cada una de las cuales hubo un castillo. La denominación actual parece más reciente. Este nombre alude a una tradición según la cual el noble francés Roldán, de los Cantores de Gesta, perseguido a lomos de su caballo habría salvado el espacio entre ambas peñas para huir de sus enemigos.

De la explanada parte un itinerario bien marcado. Se llega a un punto en el cual la senda discurre por una repisa. En ella hay que prestar atención al punto de partida de las clavijas que salvan el primer tramo vertical del ascenso. Se deslizan por la roca amoldándose de manera no uniforme. Se llega a otra repisa y nuevamente hay que superar un tramo vertical. Una escalera metálica ayuda a conectar con otro tramo de clavijas en este caso algo más complicado. En esta nueva repisa no queda más que continuar en dirección este para culminar el ascenso total en unos veinte minutos.

Antes de llegar aparece un torreón cubierto de vegetación, el cual servía para defender la parte más vulnerable de la muela. La primera construcción de la cima de la peña de San Miguel que aparece es un aljibe tallado en el suelo y de planta rectangular. La cima es prácticamente plana y carece de vegetación. En su parte central está situado el castillo de Sen. Del mismo solamente resta un edificio de planta rectangular. Son los restos de la primera planta de la torre del homenaje del castillo. Hacia el oeste aparecen los restos de la capilla románica del castillo que data del siglo XII. De ella apenas quedan los arranques de los muros en la zona del ábside y el perímetro de la pequeña nave rectangular.

La vista desde la cima es espectacular. Hacia el sur se puede apreciar toda la Hoya de Huesca/Plana de Uesca sin ningún tipo de obstáculo. Hacia el norte discurre el valle formado por el río Flumen con el Prepirineo que lo delimita y al fondo las cumbres del Pirineo. Es posible acercarse hacia el río Flumen para poder apreciar lo majestuoso del estrecho que separa ambas montañas, de unos trescientos metros de distancia. La altura hasta el cauce es de quinientos metros, con paredes prácticamente verticales. El espacio inferior entre ambas se denomina las Palomeras, topónimo procedente de las numerosas palomas que habitaban el estrecho.

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Ruta del Carrascal de Castejón, atravesando un bosque de encinas

El carrascal de Castejón, o de Nisano, toma el nombre de dos antiguos despoblados medievales reconvertidos en explotaciones agropecuarias, conocidos históricamente como castillos. Es una importante extensión de encinas, de unas 800 ha, el mayor y mejor conservado carrascal de llanura de la Hoya de Huesca. Entre todos los ejemplares sobresale la Carrasca de Becha, un longevo árbol cuya figura sobresale en medio de un campo de almendros.
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Esta ruta ciclista parte de la localidad de Chimillas, situada a escasa distancia de Huesca capital. Para llegar es necesario tomar la carretera que conduce a Ayerbe. Poco después un desvío conduce directamente al casco urbano. La travesía se rodea de nuevos edificios. Desde la segunda rotonda se accede al origen del núcleo, pasando junto a un bello ejemplo de casa solariega, hasta llegar a la plaza donde se alza la iglesia parroquial.

El recorrido propuesto combina pistas en bueno y regular estado, con algún trecho de veredas más estrechas que ofrecen un aliciente a la ruta, y dos pequeños tramos de carretera. El desnivel en el recorrido es escaso lo que la convierte un recorrido fácil.

LONGITUDDESNIVELPENDIENTEFIRMEDIFICULTAD
19 km100 mvariableregularbaja

Desde la plaza de la iglesia se vuelve por la misma calle hasta la rotonda. Se toma la segunda salida por la derecha, abandonando rápidamente el pueblo. En los dos primeros cruces se toma el ramal derecho. Cuando se llevan 1,6 km se toma de nuevo la bifurcación a la derecha, dejando el trazado principal de la pista. Los campos se van alternando con los primeros bosques de carrascas. En el kilómetro 3,7 aparece un importante cruce. La pista hace un giro muy pronunciado a la derecha para tomar dirección contraria. Siguiendo esta dirección el firme empeora. Medio kilómetro después se deja la pista y se toma un sendero que se interna en el carrascal. Comienza el tramo más divertido de la ruta en el cual se siente la frondosidad del bosque.

Sin dejar la senda y siguiendo siempre al frente, en el tramo final ésta se convierte en pista. Trascurridos 5,5 kilómetros aparece un cruce ortogonal de amplios caminos, donde se debe tomar el desvío a la derecha en ligero ascenso. De nuevo se atraviesa una zona de abundante arbolado, en la que deben dejarse todos los pequeños ramales que surgen continuando por el trazado al frente. En un claro del bosque aparece un campo de almendros, que debe bordearse por la izquierda. Poco después surge la majestuosa imagen de la Carrasca de Becha. Rodeada por la plantación de árboles alineados destaca por su gran porte, con 19 metros de altura. Es necesario atravesar el campo para poder admirar la carrasca bajo su copa.

Ya de nuevo en la pista, un poco más adelante, quedan los restos de algunos muros como único testimonio del antiguo castillo de Becha. El camino desciende de manera brusca desembocando en una pista de buen firme, tomando el desvío a la derecha. En sentido contrario se alcanzaría el castillo de Castejón. En trazado rectilíneo y atravesando el campo de almendros se alcanza la carretera proveniente de Chimillas en dirección a Lierta, tras superar ligeramente los ocho kilómetros de recorrido.

Girando a la izquierda se discurre por la carretera, bordeada por el carrascal sólo en su margen derecha. En poco menos de un kilómetro se abandona para tomar un amplio camino a mano derecha que sirve de acceso al castillo de Nisano. Se trata de un conjunto fortificado documentado ya en el siglo XI. Sin llegar a él, se toma a doscientos metros de la carretera un desvío a mano derecha que bordea la masa boscosa de encinas.

Tras dejar el carrascal, cuando se llevan 10,4 km de ruta se atraviesa un pequeño cauce, y poco después el recorrido se adentra de nuevo en la arboleda. Se trata de la última incursión en este reducto de bosque autóctono. Al salir se aproxima a una granja y poco después se gira a la derecha bordeando sus instalaciones. A los 13,5 kilómetros se toma una pista a la izquierda que toma dirección al campamento militar de Igriés.

En los sucesivos cruces, primero a la izquierda y luego a la derecha, se discurre junto a las instalaciones militares en desuso, en dirección al sur. Solo resta tomar el camino principal que se encamina a la localidad de Banastás. A los 17,2 kilómetros se pasa junto a los primeros edificios. Por la calle se llega a la intersección con la carretera. Para terminar la ruta sólo resta recorrer un tramo de carretera hasta alcanzar la población de Chimillas, habiendo recorrido algo menos de 19 kilómetros en total.

Para la tarde se propone un paseo por la ciudad de Huesca. Muchos son los atractivos de la capital oscense. El punto de partida ideal es la plaza de Navarra, con su bella fuente en la parte central, escoltada por el edificio del Casino. Desde allí recorrer los  Porches de Galicia y el Coso, las arterias más animadas del centro de la ciudad. Pero también adentrarse en el casco antiguo, haciendo un alto en las plazas de Allué, rodeada de porches, la plaza de San Pedro, con la iglesia de San Pedro el Viejo, panteón real, y la plaza de la Catedral, que alberga el edificio del ayuntamiento y la Catedral con su magnífica portada, son puntos imprescindibles en una visita rápida a la ciudad.    

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Vuelta a la Sotonera, un remanso de agua para los Monegros

El embalse de la Sotonera está situado al suroeste de la Hoya de Huesca. Recibe las aportaciones de manera natural de los pequeños ríos Sotón y Astón, que recogen las aguas de sierra de Aniés y la sierra de Loarre respectivamente. Sin embargo el mayor aporte hídrico proviene del canal de Monegros que deriva las aguas desde el río Gállego mediante la presa de Ardisa. Este conjunto de obras forma parte del ambicioso Plan de Riegos del Alto Aragón.
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Las obras de la presa de la Sotonera terminaron definitivamente en 1963. Debido a la orografía del terreno, escaso en accidentes geográficos destacados, fue necesario construir un dique de gran longitud, mediante material suelto y prensado. Su longitud de coronación es de 3.870 metros, con una altura sobre los cimientos de 32 metros. Alberga una capacidad máxima de 189 Hm3.

Dos son las carreteras que sirven de acceso principal a la Sotonera. Una de ellas desde Esquedas, entre Huesca y Ayerbe. La segunda y más frecuentada desde Almudévar, en la autovía mudéjar, entre Zaragoza y Huesca. Ambas confluyen a los pies de la presa, siendo necesario tomar dirección a Puendeluna. A unos tres kilómetros parte el desvío indicado que conduce a la presa y al club náutico, donde puede aparcarse el vehículo.

LONGITUD

DESNIVEL

PENDIENTE

FIRME

DIFICULTAD

28 km

50 m

variable

regular

baja

Junto al bar-restaurante del club náutico hay una barrera que impide el tránsito de vehículos rodados. Desde este punto parte una carretera con buen firme que recorre el dique de la presa con un trazado no rectilíneo. En todo momento se pueden observar amplias vistas de la lámina del agua donde es fácil la observación de aves.

  

Tras recorrer unos dos kilómetros se pasa junto al poblado de Tormos, a los pies de la presa. Se corresponde con una antigua aldea, sobre cuyos restos se edificó este poblamiento para alojar a los operarios e ingenieros que trabajaron en la obra. Consta de una plaza de la cual parte una calle flanqueada por viviendas y que desemboca a los pies de la iglesia. Sin detener el ritmo, en el tramo final, se pasa junto al singular edificio desde donde se toman las aguas del canal de Monegros. Y poco más adelante aparece el aliviadero que vierte las aguas al río Sotón, cuando se han invertido los primeros 3,9 km de ruta.

Tras atravesar la barrera se accede directamente a la carretera. A la izquierda se toma dirección a Esquedas. Bordeando el pantano, a los 6,4 km se pasa a la altura de la paridera de La Atalaya, compuesta por varios edificios. Desde este punto parte la pista que asciende a la construcción defensiva cuya visita se deja para la tarde. Continuando por la carretera llega un momento en que se atraviesa el cauce del río Sotón, marcado en el paisaje por los tamarices que le acompañan. Tras la advertencia de zona inundable en la carretera, a los 11 km de recorrido, se toma una pista a la izquierda. Su trazado bordea pinares de repoblación que acompañaron la obra hidráulica, atravesando la acequia de la Sarda.

La pista asciende ligeramente hasta unas naves agrícolas y justo al rebasarlas gira bruscamente a la derecha hasta dejar en la carretera de acceso a Montmesa. A la izquierda se toma dirección al núcleo. Se alcanza un cruce al llegar a los 12,7 km, que cuenta con varios paneles informativos. A la derecha y sin entrar en la localidad se bordea el casco urbano por la derecha. El firme asfaltado acompaña este trazado mientras se siguen las indicaciones de la alberca de Alboré. A la salida se convierte en una pista en buen estado. En el próximo cruce a tres se toma la pista central. Las vistas ahora son mucho más amplias, con grandes campos de cultivo a ambos lados del trazado rectilíneo de la pista.

Poco a poco asciende, gira a la izquierda y se interna en un carrascal. Cuando se han recorrido 17,2 km parte un ramal a mano izquierda. Medio kilómetro después surge un grupo aislado de carrascas. Antes de rebasar el tendido eléctrico de gran tensión debe tomarse un sendero y cien metros después se alcanza un magnífico mirador. Desde este puesto privilegiado se divisa toda la cuenca hidrográfica de la Sotonera, con el embalse y las zonas limítrofes. En primer plano está la paridera de Antonié y más adelante la alberca de Alboré. Este humedal de gran importancia sólo está inundado cuando el nivel del pantano es alto.

Volviendo a la pista principal se avanza de nuevo escoltado por las carrascas, alternando con tramos que permiten divisar amplios campos de cultivo. De repente comienza el descenso que desemboca en el puente sobre el canal que alimenta el embalse con aguas provenientes del río Gállego. Hasta este punto se habrán recorrido 22 km.

Avanzando al frente entre pinares, a unos cien metros parte una pista a mano izquierda. Ahora pasa junto a una zona inundable sólo con la máxima cota, con arbustos de poco porte y con buenas vistas de las sierras prepirenaicas. Se alcanza el punto kilométrico 23 y con la bicicleta debe atravesarse una trinchera rectilínea, resto de un antiguo trazado ferroviario. Una senda sirve para marcar el recorrido, siendo necesario atravesar una zona de desprendimientos en la zona central sin apenas dificultad. Al final de este tramo se alcanza un cruce múltiple. Debe tomarse el ramal derecho en un tramo de pista en mal estado y unos metros después otra a mano izquierda.

Avanzando se bordea el pinar que cubre los alrededores del embalse mediante un trazado sinuoso y en regular estado. Entre la vegetación es visible en todo momento la lámina de agua. Después de rebasar los 25 km de ruta se alcanza una terraza ligeramente elevada desprovista de vegetación. Un buen mirador desde donde contemplar la gran superficie inundada por el embalse.


Sólo resta retomar la pista con un tramo pedregoso en ligero descenso. Se alcanza una urbanización y tras tomar el ramal derecho se llega en breve la carretera. A la derecha conduce a Puendeluna, pero debe tomarse la izquierda en dirección a la presa. Dos kilómetros y medio después de retomar el asfalto surge el desvío que conduce al club náutico y se alcanza el punto de inicio donde termina la ruta circular.

Para la tarde se propone completar con el vehículo la visita a los puntos de mayor interés del entorno del embalse de la Sotonera. En primer lugar debe rodearse de nuevo el embalse por la carretera hasta alcanzar la población de Montmesa. Su reducido casco urbano se asienta en una pequeña colina coronada por la iglesia de San Miguel. A pesar de su origen románico del cuál resta el ábside semicircular, su elemento más significativo es la torre estilo mudéjar del siglo XVII. Su decoración en ladrillo embellece el tramo más elevado de la torre, de planta octogonal. En la parte más alta se abre una plaza donde se ubica el Centro de Interpretación de las Aves Alberca de Alboré. A pesar de que el gran humedal cuenta con aves durante todo el año, los meses de enero y febrero son la época más interesante para acercarse a ver las abundantes grullas que utilizan la alberca de Alboré como dormitorio.

Y como colofón a la ruta se recomienda volver sobre los pasos y subir a La Atalaya, como es conocido el castillo de Tormos. Desde la carretera es fácil identificar la pista de acceso que parte junto unas parideras. Debe tomarse el ramal principal que avanza en paralelo al promontorio rocoso en cuyo extremo se alza la antigua fortaleza. Un kilómetro y medio, con un repecho en la parte final, deja en la parte más elevada. Sólo resta tomar el camino a la derecha para avanzar entre campos de cereal y vegetación arbustiva. En el último tramo la pista está en regular estado. Tras poco más de tres kilómetros de recorrido total se llega a los pies de la torre. Fue un punto de defensa utilizado durante la Reconquista. El paso del tiempo ha hecho perder uno de los muros laterales de su planta cuadrangular, dejando al descubierto el interior. Las vistas del embalse desde este punto elevado bien merecen la visita. Si además se acompaña de las luces rojizas del atardecer el momento entonces puede ser inolvidable.

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Vadiello, el espejo de la Sierra de Guara

En el curso intermedio del río Guatizalema surge el embalse de Vadiello, uno de los lugares con mayor encanto de la Sierra de Guara. En sus tranquilas aguas se reflejan las imponentes paredes rocosas que bordean este pantano. El nombre del río puede derivar de un término árabe que significaría río tranquilo, y se corresponde con su cauce, que atraviesa la sierra de norte a sur sin formar grandes desfiladeros.
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Para acceder a la Sierra de Guara es necesario abandonar la autovía mudéjar a la altura de Huesca capital en dirección a Barbastro. Por la carretera nacional se asciende disfrutando de la vista del castillo de Montearagón a la izquierda. Ya arriba debe tomarse el desvío a Loporzano, para lo cual es necesario un cambio de sentido. La estrecha carretera se interna en el somontano de la Sierra de Guara, tomando dirección a Vadiello. Poco a poco se adentra en el amplio desfiladero formado por el río hasta alcanzar un aparcamiento habilitado. Desde este punto se avista la presa de hormigón, que se eleva a setenta metros de altura sobre el cauce, en el congosto formado por el río Guatizalema.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

2 h (ida)

200 metros

fácil

Justo antes de cruzar un túnel carretero, parte el acceso peatonal que conduce a la presa a través de un túnel abierto en algunos puntos. Ya en la otra margen una pista bordea el pantano y ofrece inmejorables vistas de los mallos de Ligüerri que sirven de telón de fondo al embalse de Vadiello. En el centro aparece el mallo de San Jorge escoltado a ambos lados por los aislados mallos del Puro y la Mitra, con desniveles verticales cercanos a los trescientos metros de altura.

Después de media hora de camino se alcanza la Cruz Cubierta, situada a escasos metros de la pista. La curiosa construcción es un esconjuradero que servía para ahuyentar las tormentas. Tiene planta cuadrada, abierta por los cuatro costados mediante arcos de medio punto.

Desde este punto parte una senda descendente que en media hora llega al Santuario de San Cosme y San Damián. Este tramo del recorrido es espectacular por su vegetación. Se trata de un bosque formado por carrascas, cuya abundante humedad las cubre de musgos y líquenes. La parte inferior la recorre un pequeño arroyo, que forma una pequeña cascada cuando lleva agua. En ligero ascenso la senda alcanza la pista de acceso al santuario. Es de propiedad privada y está vallado impidiendo su visita. Los santos San Cosme y San Damián son considerados los santos patronos de la medicina. Se conoce su existencia desde el siglo XIII, pero la construcción actual data de mediados del siglo XVIII. El conjunto de edificios forman una plaza rectangular. El lado más largo discurre bajo las paredes verticales de conglomerado, bajo la peña de San Cosme. En su interior la pequeña capilla tiene los muros encalados y la techumbre se adapta a la forma de la roca. Cerrando el espacio se levanta otro edificio, en cuya parte baja dos vanos de medio punto forman un porche. En medio de la plaza se alza una cruz de término de hermosa factura. El recorrido avanza por la pista, jalonada por un buen número de ermitas las cuales servían para ir recibiendo al devoto. Las dos primeras están en ruina y sólo se conservan las paredes. Poco después aparece la ermita de la Virgen de la Fuensanta. La construcción de ladrillo tiene al frente dos arcos de medio punto. Uno de ellos da acceso a la capilla con las tallas de San Cosme y San Damián. El otro acceso comunica con un recoleto merendero junto al pequeño manantial de aguas cristalinas.

La pista abandona el fondo del valle, y la vegetación se hace menos densa. La última de las ermitas, en advocación de la Virgen de Fabana, es la de mayores dimensiones. También se encuentra en mal estado, aunque todavía conserva la cubierta. Un poco más adelante, coincidiendo con una curva cerrada en la pista, aparece el cartel que indica la senda que conduce a El Huevo. En poco más de un cuarto de hora de senda se introduce en un umbrío carrascal. Se inicia el descenso encaminándose a un pequeño barranco. En un pequeño claro en el bosque, el único en todo el recorrido, aparece sorprendentemente el mallo más conocido como El Huevo. Oculta tras la peña de San Cosme, esta mole de conglomerado se levanta a unos cuarenta metros de altura. Su planta ovalada sugiere este nombre tan característico, con un diámetro de cuatro a cinco metros. Este es el punto final de la caminata y sólo resta volver a la presa de Vadiello por el mismo itinerario. Para poder realizar de manera más pausada el recorrido es recomendable llevar la comida y a la vuelta parar a comer en el merendero de la ermita de la Fuensanta.

Para la tarde se propone la visita una de las atalayas más espectaculares de la zona. Desde Vadiello se vuelve por la misma carretera hasta abandonar el desfiladero que conduce a la presa. Se toma el desvío que conduce a la localidad de Santa Eulalia la Mayor. La carretera serpentea entre campos de almendros hasta alcanzar la población. Una calle ascendente sirve de nexo de unión entre las viviendas dispuestas en una ladera. En ellas destacan bellas portadas decoradas. Se alcanza una plazoleta, cercana a la iglesia de San Pedro, donde puede dejarse el vehículo. Una calle en ascenso conduce a la ermita románica de Sescún, en la parte alta de la localidad. Cuenta con dos portadas de arquivoltas de medio punto, una de ellas decorada con puntas de diamante. Desde su parte trasera se accede mediante un corto paseo a los restos del castillo.

Se trata de un torreón cilíndrico. El origen de la construcción se remonta a finales del siglo XI, cuando Sancho Ramírez lo reconquistó. La torre está levantada a base de mampostería y sus muros tienen dos metros de anchura. Se accede a través de una escalera metálica exterior que alcanza una antigua puerta elevada. Ya en su interior otra escalera de caracol deja en la parte más alta. Se emplaza al borde de la garganta del río Guatizalema, con excelentes vistas del río y de la Hoya de Huesca.

Si se dispone de más tiempo, es recomendable la visita a la cercana ermita de Nuestra Señora del Viñedo. Volviendo a la carretera en dirección a Huesca, un poco más adelante aparece un cartel indicador a la derecha. Una pista cementada conduce al aparcamiento junto a un olivar de longevos ejemplares. Tras ellos se emplaza el conjunto arquitectónico formado por la iglesia y la casa del ermitaño. La fachada de la ermita es de piedra culminada en un costado por el modesto campanario. Anexo está el otro edificio, con porche abierto a dos costados mediante arcos de medio punto. En la primera planta se abre un balcón y varias ventanas. El conjunto se acompaña de un pozo y un crucero. En las proximidades se encuentra el molino aceitero, recientemente restaurado. Se conserva al interior la prensa de viga y el molino.

Ermita del Viñedo
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Camino Natural de Loreto y el Canfranero, en Huesca capital

En las cercanías de la ciudad de Huesca se encuentra el santuario de Loreto, al cual se accede desde el casco urbano por el camino del mismo nombre. En su entorno hay varios humedales de interés que se pueden visitar a través de la red de caminos y carreteras locales. La propuesta cicloturista ofrece varias alternativas mediante las cuales poder adaptar el recorrido a la capacidad del ciclista.
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El Camino Natural de Loreto y el Canfranero aprovecha en parte la antigua vía férrea de la línea Zaragoza-Canfranc a su paso por la capital oscense. Tras la construcción de la variante ferroviaria en el año 2007 fue desechado el trazado que atravesaba la ciudad. El acondicionamiento de su plataforma ha creado un camino natural apto para el tránsito peatonal y de bicicletas. La propuesta principal se apoya en este trazado y se complementa con el camino de Loreto que sirve de acceso al santuario y a la alberca de mismo nombre. La longitud total es de 12,5 kilómetros. Debido a su sencillez se puede optar por disfrutar de este recorrido o ampliarlo con dos ramales. El primero de ellos hasta la alberca de Cortés, añadiendo 8,5 kilómetros entre ida y vuelta; el segundo hasta el embalse de Valdabra, con 15 kilómetros más incluyendo la vuelta. De esta manera se ofrecen tres posibilidades, con recorridos de 12,5, 21 o 36 kilómetros respectivamente, a elegir según la capacidad física de los ciclistas.

LONGITUDDESNIVELPENDIENTEFIRMEDIFICULTAD
12,5 km (ida y vuelta)40 m0,6 %buenobaja
21 km (ida y vuelta)60 m0,6 %buenobaja
36 km (ida y vuelta)120 m0,6 %regularmedia

El punto de partida es la ciudad de Huesca, en concreto la calle Ricardo del Arco. Ante el camping San Jorge de Huesca existe un aparcamiento acondicionado para vehículos. A escasos metros discurre el trazado ferroviario. Su firme de tierra compactada es ideal para la circulación de bicicletas. El trazado rectilíneo y ligeramente ascendente abandona la urbe rodeado de campos de labor. Atraviesa la autovía por debajo de ella y después gira ligeramente manteniendo el trazado recto. Tras recorrer cuatro kilómetros se alcanza el primer cruce. Un poco más adelante hay una pequeña área de descanso.

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En este punto hay dos opciones. Para continuar con la propuesta principal debe tomarse el camino que conduce al santuario de Loreto. Si por el contrario se quiere optar por ampliar la ruta se puede tomar el primer ramal que conduce a la alberca de Cortés. Para ello es necesario coger el camino que conduce a Alerre. En esta localidad se pasa junto a las antiguas escuelas y cerca de la plaza donde se encuentra el moderno ayuntamiento y la iglesia que destaca por la torre de aspecto defensivo situada junto a ella.
Atravesando la población por la calle principal, ésta gira hacia la derecha y se encamina a la carretera regional que conecta Huesca y Ayerbe. Para cruzarla es necesario extremar la precaución. Justo enfrente parte una pista asfaltada que de manera directa conduce a Chimillas. Tras atravesar una zona de unifamiliares se alcanza una rotonda. Al frente parte la calle que conduce a la iglesia, junto al edificio del ayuntamiento. Desde esta plazoleta se abandona la población por la calle de la alberca, que se convierte en camino poco después. Tras el cruce de varias acequias se avista la zona de carrizal a mano derecha que se inunda cuando la alberca de Cortés está llena.

A la derecha continúa el trazado del camino que la bordea llegando a la zona de mayor profundidad junto a la presa, tras recorrer poco más de cuatro kilómetros desde el arranque de este ramal. Desde este punto se divisa la lámina de agua por completo, y es fácil observar anátidas que permanecen durante todo el año. La vegetación a base de chopos y carrizos que bordean la alberca forma un entorno de gran belleza. La historia de esta alberca se remonta al año 1501, tras ser ordenada su construcción por el Castellán de Amposta, máxima autoridad de la Orden de San Juan de Jerusalén en la Corona de Aragón. En 1879 fue reformada para integrarla en la red de regadíos dependientes de la presa de Arguis. Forma parte de la red de riegos de la ciudad de Huesca, y de ella parten dos acequias.

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Tras volver por el mismo recorrido se alcanza el cruce anterior. Desde este punto una pista en buen estado lleva a Huerrios, una pequeña localidad que se atraviesa por la calle de la iglesia. Al final es necesario tomar la derecha y parte un nuevo camino que llevará a un cruce carretero donde extremar la precaución. Al frente un camino conduce sin pérdida hasta el santuario de Loreto. La tradición dice que en el siglo III nació y vivió San Lorenzo en este lugar. Sus padres, San Orencio y Santa Paciencia, lo educaron en la fe y éste llegó a ser diácono del papa Sixto II. En este punto se construyó sobre la antigua capilla donde fueron enterrados sus padres un santuario ya documentado en el siglo XII, siendo el actual edificio obra del siglo XVIII. Destaca por su gran volumen en medio de la llanura cubierta por campos.

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Desde la plaza que antecede al santuario parten varios caminos. Uno de ellos se encamina a la alberca de Loreto, tras seguir la señalización. En ligero descenso se alcanza el humedal en apenas unos minutos. Junto a la chopera situada en el extremo occidental de la alberca parte un sendero apto para bicicletas que bordea su perímetro, cerca de la lámina del agua. En su recorrido hay varios paneles de interpretación y dos observatorios. Fue construida entre los siglos XV y XVI para dotar de riego a las tierras cercanas a la capital. Para ello se toman las aguas del río Isuela. Posteriormente fue también incorporada al sistema de riegos del embalse de Arguis. Sus carrizales sirven de refugio a un buen número de especies, y la facilidad de observación de aves convierte a esta balsa en un lugar ideal para los ornitólogos.

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Junto al desagüe de la laguna hay un observatorio. A escasos metros hay un cruce de pistas. Una de ellas sirve para continuar con el recorrido que rodea la laguna. Y para tomar el segundo ramal es necesario optar por la pista al frente que toma dirección al este. Después se alcanza una carretera y a la derecha hay una rotonda con circulación de vehículos. Un puente sobre la autovía entre Zaragoza y Huesca permite pasar a la otra margen. Tomando dirección al Parque Tecnológico Walqa, entre los restos del antiguo carrascal surgen los edificios que lo forman. Recorriendo la vía principal continúa la ruta por una pista pasando junto al castillo de Pebredo y restos de una balsa. Más adelante se alcanza el castillo de Colchoné.

A la derecha parte una pista que conduce de manera directa a la cuenca donde se ubica el embalse de Valdabra. Se atraviesa un bonito carrascal y después se abre una amplia llanura rota por escasos carrizales que marcan el límite del embalse. La pista avanza entre campos de cereal y algunas carrascas hasta toparse con la presa. En este punto se avista de manera completa el humedal y el paisaje que lo rodea. De la alberca al embalse hay una distancia de siete kilómetros y medio.

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Desde la presa debe volverse por el mismo recorrido hasta la alberca de Loreto. Siguiendo las indicaciones se termina el recorrido que la bordea hasta alcanzar la zona más frondosa y bonita del humedal. Una vez en la pista se vuelve por el mismo camino al santuario de Loreto. Tras pasar por delante del edificio, un poco más adelante hay un crucero donde arranca la pista que conduce a la ciudad de Huesca.

A mitad de camino aparece el monumento a Santa Paciencia. Según se dice en este lugar la madre de San Lorenzo y San Orencio les esperaba a la vuelta de la escuela. Precisamente desde este lugar es visible la ciudad y todo su entorno. Ya sólo resta en ligero descenso atravesar la autovía mudéjar y alcanzar de nuevo el antiguo trazado del ferrocarril. El último tramo discurre por el mismo itinerario hasta alcanzar el punto inicial del recorrido.

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Para la tarde se recomienda la visita al CDAN, Centro de Arte y Naturaleza. Se ubica a los pies de la carretera que une Huesca con Ayerbe, poco después de abandonar la capital. Rodea al moderno edificio un precioso viñedo. El edificio alberga también la Fundación Beulas. En su interior además de la colección de arte contemporáneo de diferentes artistas aragoneses y españoles suele haber exposiciones temporales. Es un buen complemento para la ruta cicloturista de la mañana. Y en caso de disponer de más tiempo también se puede dar un paseo por la ciudad de Huesca, disfrutando del vergel urbano del Parque Miguel Servet, uno de los sus atractivos. Y también de su patrimonio artístico de gran importancia con la catedral o la iglesia de San Pedro el Viejo entre muchos otros edificios de interés.

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FINES DE SEMANA Hoya de Huesca/Plana de Uesca Todas

Nocito, un encantador valle tras el Tozal de Guara

Este valle prepirenaico situado a los pies del Tozal de Guara sorprende por su valor paisajístico, donde abundan rincones con mucho encanto. Sus pequeños pueblos, al borde de la despoblación aunque cuidados por sus antiguos moradores, ofrecen conjuntos arquitectónicos interesantes. El santuario de San Úrbez es otro punto de vital interés en la visita del valle, gracias a la historia que atesora.
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Para descubrir el valle de Nocito es necesario adentrarse en las entrañas de la Sierra de Guara. Uno de los accesos a este recóndito lugar parte de la población de Arguis, tomando la carretera que remonta el antiguo puerto de Monrepós. Justo antes de cruzar el túnel de Manzanera, por donde discurría antaño la carretera, parte una pista asfaltada a la derecha que conduce a Nocito tras más de veinte kilómetros de largo recorrido. En su trazado pasa cerca de las pequeñas poblaciones de Belsué y Lúsera, recorriendo la zona menos conocida de la Sierra de Guara. Ya cerca del objetivo se suceden varios cruces señalizados en los que hay que tomar el ramal derecho hasta alcanzar las primeras casas de la población de Nocito, pequeña y pintoresca población que da nombre a un amplio valle situado a los pies de la ladera norte del majestuoso Tozal de Guara.La primera propuesta es recorrer unos de los rincones más bellos del valle, el barranco de la Pillera.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

1h 10 min (ida)

sin apenas desnivel

fácil

En pleno casco urbano de Nocito, justo antes de vadear el río Guatizalema, parte una pista a mano derecha. Se deja el vehículo aparcado en el pueblo y se toma la pista que discurre por el valle. En menos de media hora se alcanza otra pista a mano izquierda. Por ella se atraviesa el río Guatizalema y el cauce del barranco de la Pillera poco después. El recorrido se apoya en una antigua pista llevada a cabo para el aprovechamiento maderero de la zona. El valle se va convirtiendo en barranco, uno de los más singulares de la sierra de Guara, donde se combinan abundante vegetación y el cauce del río formando bellas badinas.

Después de tres cuartos de hora de camino aparece la badina Rayabatán. Se trata de un rincón rodeado de riscos y vegetación, cuyas frías y cristalinas aguas invitan al baño con el rigor del verano. La antigua pista se convierte más adelante en senda rodeada de pinos, avellanos y otros árboles de gran porte. En poco más de una hora se alcanza la badina Estañonero. Una poza rodeada por una gran playa de piedras, cerrada al fondo por una pared rocosa interrumpida en su parte central por una cascada de poca altura cuyas aguas provienen del barranco de Abellada. Se puede prolongar el recorrido por el frondoso barranco hasta la fuente Fuendeguaril, surgencia donde nace el río en la época estival, durante media hora más.

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Por la tarde se propone la visita al Santuario de San Úrbez.Tras dejar atrás Nocito, en el cruce de acceso a la población se debe tomar la pista asfaltada que lleva a Bara. Un kilómetro y medio después parte un ramal a la izquierda que conduce al santuario. Otra opción también recomendable es llevar a cabo un paseo de media hora desde Nocito tomando una agradable senda, la cual parte junto a la iglesia parroquial. El monasterio debió fundarse a principios del siglo VIII, antes de la invasión musulmana. En el siglo XVII fue reformado y ampliado transformando la iglesia románica anterior. El actual santuario está formado por la iglesia en planta de cruz latina con tres naves. La nave central y laterales están cubiertas por bóvedas de lunetos. La torre, de escasa altura, se levanta junto al acceso. Al frente del santuario se levanta la portada principal, de corte renacentista, llevada a cabo en 1701. Está formada por un enorme atrio de acceso abierto a tres lados mediante arcos de medio punto. En un lateral se abre una plazoleta donde se alza la fachada más pintoresca, frente a un mirador con una vista inmejorable del Tozal de Guara.

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La vida de San Úrbez fue agitada. Nació en Burdeos hacia el año 702 y se trasladó para asentarse como ermitaño y pastor en el Alto Aragón. Tomó los hábitos en San Martín de la Val de Onsera, en cuyo humilde monasterio tenía intención de retirarse. Pero después de una larga estancia allí el obispo de Huesca lo ordenó sacerdote y lo envió como cura a Nocito. Estuvo cumpliendo su cometido pero viviendo a las afueras, en una gruta cercana al monasterio. Murió en el año 802, cuando tenía 100 años. La reliquia de San Úrbez depositada en este santuario era la más completa ya que contaba con el cuerpo momificado del santo en el cual se podían apreciar su barba y cabellos. Aquí estuvieron depositadas las reliquias hasta que en 1936 fueron arrojadas a una hoguera durante la guerra civil.

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Para finalizar la jornada se propone un paseo por la recoleta población de Nocito, compuesta por dos barrios separados por el río Guatizalema. El barrio de San Juan toma su nombre de la iglesia. Varias viviendas se agrupan en torno a una calle estrecha que desemboca en la plaza, donde se alza un crucero. La iglesia de San Juan es una sencilla construcción en cuyo exterior destaca el acceso cubierto por atrio y una torre con grandes vanos. Continuando por la calle que conecta ambos barrios se alcanza un bello puente medieval. Este supera el cauce mediante un vial de doble pendiente mediante dos vanos de arco de medio punto. Su anchura es de dos metros y medio con lo que para el paso de vehículos se utiliza un paso cementado sobre el río.

Al otro lado una calle asciende atravesando el barrio de San Pedro. El conjunto de las viviendas son de mayor volumen, y se alinean a la izquierda de la calle que articula el barrio. Frente a ellas aparecen bancales con huertas, que permiten en todo momento la visión del Tozal de Guara. Entre los inmuebles destacan algunos con escudo heráldico, como la antigua Casa Abarca o Casa Molinero. Otras cuentan con inscripciones en las portaladas, mientras sobre los tejados se alzan chimeneas troncocónicas. El conjunto arquitectónico de esta pequeña población está bien conservado y conforma una población pintoresca en medio de un precioso valle.  

Para la mañana del domingo se propone visitar otra de las poblaciones del valle para lo cual hay que recorrer la pista asfaltada que lo vertebra. A lo largo de los aproximadamente trece kilómetros que separan Nocito de Bara se descubre la belleza de este valle y se pasa cerca de dos poblaciones, Bentué de Nocito y Used, que poco a poco van recuperando sus viviendas después de años de abandono. Tras superar un pequeño collado se divisa el pueblo de Bara donde termina la pista. Su casco urbano está estructurado en dos barrios, en los cuales se levantan un buen número de viviendas de las que destacan sus chimeneas, portaladas y escudos señoriales.

En el primer barrio sobresale Casa Villacampa, sobre cuyo acceso aparece una extensa inscripción. También Casa Periela, que cuenta con ventanas molduradas. En la parte alta del núcleo se encuentra la iglesia de San Pedro. Consta de una única nave con capillas laterales a modo de crucero, y se remata con ábside semicircular. La torre consta de un cuerpo de mampostería, con techumbre a dos aguas y al frente se abren dos vanos de medio punto. La puerta de acceso se guarece con un atrio abovedado.

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La visita al pueblo se complementa con un pequeño paseo por la ribera del río Alcanadre, donde se emplaza el Molino de Bara, uno de los ejemplares mejor conservados de la zona.  

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

15 min (ida)

sin apenas desnivel

fácil

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El sendero parte junto a la iglesia, y desciende hasta alcanzar el río al cual acompaña por su izquierda en todo momento. En apenas diez minutos se pasa junto a una badina de gran belleza, lugar idóneo para el baño estival. Cinco minutos más tarde se alcanza el molino. Consta de dos edificios de mampostería cubiertos con loseta. Uno de ellos es el molino propiamente dicho, en cuya parte baja aparece una bóveda, donde se emplaza una rueda de hierro. El otro es un una especie de almacén. Se puede remontar un poco más el río y en pocos minutos se avista un azud que retiene las aguas, y que en su día suministraba el caudal necesario para el funcionamiento del molino a través de una acequia.

En la tarde del domingo, y ya de vuelta, se recomienda tomar el otro acceso a Nocito que lo comunica con el vecino valle del río Guarga. Remontando el río Bail se alcanza Collado Bail. En la parte más alta parte el acceso al pueblo deshabitado de Ibirque a la izquierda. Una pista en regular estado conduce en poco más de un kilómetro al Dolmen de Ibirque, también conocido como Caseta de las Brujas. Se emplaza a escasos metros de la pista, sobre una pequeña elevación. Se trata de una construcción de planta rectangular compuesta por tres ortostatos verticales, sobre los que se dispuso una gran losa como cubierta. Fue llevado a cabo a finales del Neolítico, en torno al año 2500 a.C. Desde este lugar se disfruta de buenas vistas hacia los valles formados por el ríos Bail y Guarga, así como la imponente mole del Tozal de Guara.

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EXCURSIONES Hoya de Huesca/Plana de Uesca

Arguis, la puerta del Pirineo

Rodeado de sierras se enclava la población de Arguis, en pleno Prepirineo. Muy cerca de la ruta más frecuentada al Pirineo Aragonés se esconden encantos naturales que bien merecen una visita. Un viaje a las entrañas de la roca que culmina en una cumbre elevada desde donde se divisa toda la Hoya de Huesca/Plana de Uesca.
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Muy cerca de Huesca capital se puede disfrutar de lugares sorprendentes. Tomando la autovía en dirección a Sabiñánigo y Jaca, enseguida aparece el desvío que conduce al Club de Golf Sierra de Guara. Tras alcanzar las instalaciones debe tomarse la pista que bordea la urbanización por la derecha. En la parte trasera se toma la pista a la izquierda, y posteriormente a la derecha, donde puede dejarse el vehículo. Unos 250 metros más adelante aparece el arranque señalizado del sendero que conduce a las Gorgas de San Julián, emplazadas a los pies de Peña Gratal.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

45 min (ida)

150 m

baja

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Enseguida la pista inicial se convierte en una senda bien marcada que bordea las estribaciones montañosas con buenas vistas de la Hoya de Huesca/Plana de Uesca. Poco a poco gira y se introduce de manera suave en el barranco, escoltada por carrascas.Las paredes rocosas van encerrando el paisaje, que pasa bruscamente de ser campo abierto a un desfiladero con final evidente. La senda se introduce en el fondo y llega un momento en que las paredes verticales llegan a juntarse. La vegetación entonces desaparece. Pero todavía se puede continuar.

En primer lugar sorprende un belén montañero, formado por figuras bastante toscas de escayola. Los montañeros de Peña Guara realizan cada año la tradicional caminata el día de Navidad. Ahora el recorrido continúa por el cauce de piedras, sinuoso y oscuro, ya que la luz penetra con dificultad entre las estrechas paredes.El final lo marca un manantial, con pequeña balsa y cascada, que constituye uno de los lugares más atractivos de la sierra de Gratal. Hasta este punto se habrán invertido unos tres cuartos de hora desde el comienzo de la excursión. Ahora debe abandonarse el desfiladero por el mismo camino, y en diez minutos se alcanza una senda señalizada que cruza al otro lado del cauce. En apenas cinco minutos de ascenso y oculta por la abundante vegetación, se alcanza la ermita de San Julián de Andría, más conocida actualmente como Ermita de San Julián.

Hasta el siglo XI en las inmediaciones hubo un núcleo mozárabe. La ermita gozó de gran devoción y fue elegida por numerosos ermitaños para su vida contemplativa. Se trata de una cueva de planta semicircular y unos ocho metros de radio. Un muro de mampostería de cuatro metros de altura cierra su interior. Atravesando la puerta, la roca lo cubre todo, y de ella se desprenden gotas que hacen de su interior un habitáculo húmedo con dos formaciones kársticas muy bonitas. En el costado izquierdo está el altar, con la figura central de San Julián, ermitaño que vivió en una cueva en Mesopotamia. Ante la ermita hay una pequeña pradera elevada con magníficas vistas del barranco de San Julián y de la Hoya de Huesca/Plana de Uesca.Una vez descubierto uno de los lugares más sorprendentes de la zona se toma dirección a Arguis volviendo a la autovía.

Al término del desfiladero aparece señalizado el desvío a Arguis. Después de comer ser propone un agradable paseo por las orillas del Embalse de Arguis. Se trata de una de las presas más antiguas de todo Aragón, ya que entró en servicio en 1704. En el año 1929 la vieja obra fue recrecida para poder embalsar tres hectómetros cúbicos. Se puede acercar por la carretera hasta la presa, desde donde se aprecia la cuenca en la cual se asienta el embalse, escoltada por la sierra de Gratal a la izquierda, la sierra del Águila a la derecha y la sierra de Bonés al frente.

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También puede visitarse el Centro de Interpretación de Arguis, situado en las inmediaciones del embalse, en una antigua casa forestal. En su interior se puede adentrar el visitante en un bosque de ribera. También descubrir la fauna y flora del medio fluvial así como conocer la cercana sierra de Bonés. Se completa la visita con un interesante audiovisual.Un poco más adelante en la carretera se puede dar un paseo por el pueblo de Arguis. Las casas son de tipología pirenaica, en las que no faltan los tejados de loseta y las chimeneas con espantabrujas. Se combinan con casas de nueva factura pero manteniendo el ambiente rústico del núcleo. La calle de acceso desemboca en una plaza, donde está la iglesia de San Miguel. De su pasado románico resta el ábside semicircular, con canecillos algunos de ellos labrados. La torre de planta cuadrada se culmina con casquete semiesférico. En la parte trasera de la iglesia, el pueblo se desliza hacia el pantano. Una de las últimas casas ofrece una estampa pintoresca con su gran chimenea troncocónica sobre el horno adosado.

Una vez visitado Arguis la ruta continua por la antigua carretera del antaño temido puerto de Monrepós, ahora casi sin circulación. El trazado ascendente y sinuoso culmina en el Mesón Nuevo, compuesto por dos casas de gran tamaño. Justo delante de ellas parte una pista en regular estado. Tras unos cinco kilómetros de ascenso se llega a una de las cumbres más accesibles del Prepirineo aragonés. El punto geodésico del Pico del Águila se sitúa entre varias antenas repetidoras, a 1623 metros de altitud. Desde aquí las vistas son amplias. Al sur se divisa el desfiladero del Isuela, el salto de Roldán y la Hoya de Huesca/Plana de Uesca. Al oeste Peña Gratal, Peña Mediodía y el valle de Rasal, con el embalse de Arguis en primer plano. Al norte la cadena pirenaica en toda su extensión. Finalmente al este se puede apreciar la sierra de Guara, con la sierra de la Gabardiella, Pico Fragineto y Tozal de Guara, y en primer plano el embalse de Santa María de Belsué.

 

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EXCURSIONES Hoya de Huesca/Plana de Uesca

Agüero y Murillo, el Gállego rodeado de mallos

Los mallos son imponentes farallones rocosos compuestos por conglomerados de cantos rodados. Los más afamados dieron lugar al Reino de los Mallos, territorio regentado entre 1097 y 1111 por Doña Berta, segunda mujer del rey aragonés Pedro I. Además de Loarre y los Mallos de Riglos, esta posesión contaba con los Mallos de Agüero, cerca de la población de Murillo de Gállego.
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En esta ocasión se propone visitar el tramo medio del río Gállego, bien conocido por los Mallos de Riglos y por los deportes de aventura que se practican en esta zona. En este entorno hay más puntos de interés para descubrir, y ese el objetivo de esta propuesta de excursión. Para acceder a esta parte de la Hoya de Huesca se dispone una carretera desde Huesca, aunque también se puede acceder desde el norte a través del puerto de Santa Bárbara y el embalse de La Peña.

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Antes de llegar a Murillo de Gállego, parte la carretera de acceso a Agüero. Se trata de una población situada al pie de los mallos del mismo nombre. Un poco antes de alcanzar el casco urbano parte una carretera asfaltada a mano derecha que pasa junto al cementerio, y alcanza la parte alta del núcleo. Para la mañana se propone realizar una sencilla caminata que ofrece una visión global de sus mallos. La Vuelta a los Mallos de Agüero cuenta con un recorrido de poco más de tres kilómetros, y puede realizarse de manera pausada en hora y media.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

1 h 30 min

100 m

fácil

En una curva antes de alcanzar el pueblo, se ubica el cartel indicador de donde arranca el sendero. Asciende por la ladera oriental bordeando la mole rocosa. Desechando los senderos que parten hacia la derecha se alcanza un collado por donde pasa una pista. Su trazado descendente se encamina a la parte trasera de los mallos. La pista está en muy mal estado, pero permite caminar sin problemas.

La vegetación de la umbría cuenta con arbolado de mayor porte y densidad que el resto de las laderas. En la parte baja, cerca de un depósito de agua, parte una pista a la izquierda que continua bordeando los mallos. Ahora se recorre la parte alta del barranco de la Rabosera, coronado en la margen opuesta por pequeñas formaciones rocosas. La senda se aproxima a la Peña Sola, un mallo ligeramente desligado del resto de la formación. Ya con el pueblo a la vista, junto a un cartel informativo parte un sendero empinado que conduce a los pies del mallo. Se aprecia en toda su magnitud sus dimensiones y el tajo llevado a cabo en la roca, con excelentes vistas tanto hacia el pueblo como en dirección al barranco antes recorrido. Sólo resta descender en dirección al casco urbano accediendo por su parte alta.

Es de obligada visita un paseo por las calles de Agüero. Conserva el sabor de su arquitectura tradicional, con bellos rincones embellecidos por sus habitantes. En la parte central del núcleo se abre una plaza que alberga la iglesia de San Salvador. Se trata de una construcción de origen románico reformada en el siglo XVI. Al exterior sobresale su portada compuesta de cuatro arquivoltas con decoración geométrica y capiteles figurados. En el tímpano aparece representado el Pantocrátor y el Tetramorfo. Y junto a ella la torre con tres pisos y campanario separados por impostas.

Sin embargo la joya arquitectónica de la población está situada fuera del casco urbano. Antes de alcanzar la población es preciso tomar una pista señalizada a mano derecha que conduce a la ermita de Santiago. Se trata de una obra inacabada que consta de tres grandes ábsides y un pequeño tramo de nave. La portada tiene cuatro arquivoltas de arco de medio punto, con capiteles figurados de gran variedad temática y belleza. El tímpano es una pieza maestra que representa una bella imagen de la Adoración de los Reyes Magos.

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Para la tarde se reserva la visita a la población de Murillo de Gállego. Sus casas se apiñan sobre la carretera, con la iglesia en uno de los extremos. Desde la carretera una calle permite subir andando a la plaza mayor. Allí se alza la Casa d’a Billa, edificio de arquitectura aragonesa que alberga el ayuntamiento. Cerrando la plaza se encuentra la iglesia de San Salvador. Al exterior se puede apreciar la mezcla de estilos: el románico de su origen marcado por la cabecera de tres ábsides situada en la parte trasera y el resto procedente de la reforma del siglo XVI con la galería de arcos de medio punto de ladrillo coronada con almenas así como la torre cuadrangular que sobresale del conjunto. De su interior destaca la cabecera románica con decoración en capiteles y la cripta que tiene la misma estructura que la nave.

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Avanzando por la calle principal de trazado ascendente se pueden apreciar su rica arquitectura civil, con portadas y vanos decorados. En uno de los extremos de la población se encuentra la ermita de la Virgen de Liena. El acceso se antecede de pórtico gótico sobre pilares hexagonales que constituye un bonito mirador sobre la población. En la parte trasera de la ermita hay necrópolis altomedieval compuesta por tumbas antropomorfas. Desde la ermita una calle sirve para coronar el casco urbano de la población alcanzando el solar donde estuvo antaño el castillo. Ahora este espacio ha sido acondicionado como un mirador, gracias a sus excelentes vistas de la localidad, del valle del río Gállego y de los Mallos de Riglos.

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La visita a la localidad se completa con la visita al Museo de la Electricidad. Se emplaza al pie de la carretera, junto al barranco que antecede al casco urbano. Hace años este espacio fue fábrica de harinas y ahora alberga las piezas de la antigua central hidroeléctrica situada junto al río Gállego. La planta calle contiene los elementos más llamativos, las turbinas utilizadas para producir electricidad. En la planta alta se muestran objetos tan curiosos como antiguos teléfonos, así como una gran rueda de un molino para elevar agua. La visita se completa con un pequeño sótano donde se exponen fotografías de la antigua central y multitud de pequeños objetos relacionados con la electricidad empleados en el siglo XX. 

 

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