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EXCURSIONES Hoya de Huesca/Plana de Uesca

Arguis, la puerta del Pirineo

Rodeado de sierras se enclava la población de Arguis, en pleno Prepirineo. Muy cerca de la ruta más frecuentada al Pirineo Aragonés se esconden encantos naturales que bien merecen una visita. Un viaje a las entrañas de la roca que culmina en una cumbre elevada desde donde se divisa toda la Hoya de Huesca/Plana de Uesca.
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Muy cerca de Huesca capital se puede disfrutar de lugares sorprendentes. Tomando la autovía en dirección a Sabiñánigo y Jaca, enseguida aparece el desvío que conduce al Club de Golf Sierra de Guara. Tras alcanzar las instalaciones debe tomarse la pista que bordea la urbanización por la derecha. En la parte trasera se toma la pista a la izquierda, y posteriormente a la derecha, donde puede dejarse el vehículo. Unos 250 metros más adelante aparece el arranque señalizado del sendero que conduce a las Gorgas de San Julián, emplazadas a los pies de Peña Gratal.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

45 min (ida)

150 m

baja

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Enseguida la pista inicial se convierte en una senda bien marcada que bordea las estribaciones montañosas con buenas vistas de la Hoya de Huesca/Plana de Uesca. Poco a poco gira y se introduce de manera suave en el barranco, escoltada por carrascas. Las paredes rocosas van encerrando el paisaje, que pasa bruscamente de ser campo abierto a un desfiladero con final evidente. La senda se introduce en el fondo y llega un momento en que las paredes verticales llegan a juntarse. La vegetación entonces desaparece. Pero todavía se puede continuar.

En primer lugar sorprende un belén montañero, formado por figuras bastante toscas de escayola. Los montañeros de Peña Guara realizan cada año la tradicional caminata el día de Navidad. Ahora el recorrido continúa por el cauce de piedras, sinuoso y oscuro, ya que la luz penetra con dificultad entre las estrechas paredes.El final lo marca un manantial, con pequeña balsa y cascada, que constituye uno de los lugares más atractivos de la sierra de Gratal. Hasta este punto se habrán invertido unos tres cuartos de hora desde el comienzo de la excursión. Ahora debe abandonarse el desfiladero por el mismo camino, y en diez minutos se alcanza una senda señalizada que cruza al otro lado del cauce. En apenas cinco minutos de ascenso y oculta por la abundante vegetación, se alcanza la ermita de San Julián de Andría, más conocida actualmente como Ermita de San Julián.

Hasta el siglo XI en las inmediaciones hubo un núcleo mozárabe. La ermita gozó de gran devoción y fue elegida por numerosos ermitaños para su vida contemplativa. Se trata de una cueva de planta semicircular y unos ocho metros de radio. Un muro de mampostería de cuatro metros de altura cierra su interior. Atravesando la puerta, la roca lo cubre todo, y de ella se desprenden gotas que hacen de su interior un habitáculo húmedo con dos formaciones kársticas muy bonitas. En el costado izquierdo está el altar, con la figura central de San Julián, ermitaño que vivió en una cueva en Mesopotamia. Ante la ermita hay una pequeña pradera elevada con magníficas vistas del barranco de San Julián y de la Hoya de Huesca/Plana de Uesca. Una vez descubierto uno de los lugares más sorprendentes de la zona se toma dirección a Arguis volviendo a la autovía.

Al término del desfiladero aparece señalizado el desvío a Arguis. Después de comer ser propone un agradable paseo por las orillas del Embalse de Arguis. Se trata de una de las presas más antiguas de todo Aragón, ya que entró en servicio en 1704. En el año 1929 la vieja obra fue recrecida para poder embalsar tres hectómetros cúbicos. Se puede acercar por la carretera hasta la presa, desde donde se aprecia la cuenca en la cual se asienta el embalse, escoltada por la sierra de Gratal a la izquierda, la sierra del Águila a la derecha y la sierra de Bonés al frente.

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También puede visitarse el Centro de Interpretación de Arguis, situado en las inmediaciones del embalse, en una antigua casa forestal. En su interior se puede adentrar el visitante en un bosque de ribera. También descubrir la fauna y flora del medio fluvial así como conocer la cercana sierra de Bonés. Se completa la visita con un interesante audiovisual.Un poco más adelante en la carretera se puede dar un paseo por el pueblo de Arguis. Las casas son de tipología pirenaica, en las que no faltan los tejados de loseta y las chimeneas con espantabrujas. Se combinan con casas de nueva factura pero manteniendo el ambiente rústico del núcleo. La calle de acceso desemboca en una plaza, donde está la iglesia de San Miguel. De su pasado románico resta el ábside semicircular, con canecillos algunos de ellos labrados. La torre de planta cuadrada se culmina con casquete semiesférico. En la parte trasera de la iglesia, el pueblo se desliza hacia el pantano. Una de las últimas casas ofrece una estampa pintoresca con su gran chimenea troncocónica sobre el horno adosado.

Una vez visitado Arguis la ruta continua por la antigua carretera del antaño temido puerto de Monrepós, ahora casi sin circulación. El trazado ascendente y sinuoso culmina en el Mesón Nuevo, compuesto por dos casas de gran tamaño. Justo delante de ellas parte una pista en regular estado. Tras unos cinco kilómetros de ascenso se llega a una de las cumbres más accesibles del Prepirineo aragonés. El punto geodésico del Pico del Águila se sitúa entre varias antenas repetidoras, a 1623 metros de altitud. Desde aquí las vistas son amplias. Al sur se divisa el desfiladero del Isuela, el salto de Roldán y la Hoya de Huesca/Plana de Uesca. Al oeste Peña Gratal, Peña Mediodía y el valle de Rasal, con el embalse de Arguis en primer plano. Al norte la cadena pirenaica en toda su extensión. Finalmente al este se puede apreciar la sierra de Guara, con la sierra de la Gabardiella, Pico Fragineto y Tozal de Guara, y en primer plano el embalse de Santa María de Belsué.

 

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FINES DE SEMANA Somontano de Barbastro

Cañón del río Vero, naturaleza y arte en estado puro

El tramo más abrupto del cañón del Río Vero se descubre realizando uno de los descensos barranquistas más conocidos de la Sierra de Guara. Sin embargo en sus inmediaciones también se puede descubrir de manera sencilla una naturaleza agreste, en la cual queda la impronta humana del arte rupestre llevado a cabo hace miles de años.
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Para comenzar el fin de semana se toma dirección a la pequeña localidad de Lecina. A 13 kilómetros de distancia de Colungo aparece junto a la carretera un amplio aparcamiento de tierra. Este punto sirve de aproximación al Molino de Lecina, primer objetivo.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

20 min (ida)

50 m

baja

Y también puede realizarse la caminata completa hasta la Ermita de San Martín.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

1 h 15 min (ida)

100 m

baja

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En cinco minutos bajando se alcanza el río, el cual se atraviesa por un puente. A la derecha, en otros cinco minutos se encuentra la fuente de Lecina. Se trata de una surgencia, en la cual mana abundante agua, tanto que durante el estiaje prácticamente se puede considerar como el nacimiento del río Vero ya que aguas arriba éste discurre seco. Volviendo al puente la senda continua por la margen derecha del río, en cuyo trazado se disfruta de excelentes vistas del río formando un pequeño cañón. Poco después un desvío conduce directamente al molino ya visible junto al cauce. De camino se puede uno aproximar a la presa de la cual tomaba el agua para su funcionamiento. Más abajo el molino en ruinas se emplaza en un rincón de gran belleza natural, con el río custodiado por paredes rocosas de gran altura.

Se puede alargar el paseo continuando por la misma senda que conduce río abajo a la ermita de San Martín. La senda asciende hasta una pequeña faja que ofrece amplias vistas del cañón. Tras atravesar un collado comienza el descenso hasta el cauce, el cual es necesario atravesar en cuatro ocasiones. Hay que prever esta circunstancia y elegir para este segundo tramo la época estival y el calzado adecuado. La vegetación en el fondo del barranco es abundante y se avanza hasta alcanzar el Barranco de La Choca, de grandes dimensiones. Poco antes de alcanzar el exiguo cauce que discurre por el fondo, un cartel indica la dirección de la Ermita de San Martín. Se trata de una sencilla construcción románica adosada a la roca, lugar ideal para el descanso. Hasta este punto hay una distancia de una hora y cuarto desde el aparcamiento.

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Para completar el resto de la mañana se sugiere la visita a la encantadora localidad de Lecina. A pesar de su pequeño tamaño guarda un conjunto urbano pintoresco. Antes de entrar a la localidad hay un aparcamiento. A escasa distancia está la plaza, con la iglesia, una oficina de turismo y varias casas interesantes. Desde este punto merece la pena un paseo por la calle principal, en la cual destacan sus casas de piedra con decoración en ventanas y puertas, con bellas chimeneas despuntando de los tejados. Finalmente, a unos cinco minutos del casco urbano es imprescindible la visita a la Carrasca de Lecina, un ejemplar majestuoso de 16 metros de altura cuyas dimensiones son imposibles de describir. Lo mejor es introducirse bajo ella y disfrutar de su acogedora sombra.

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Después de disfrutar de la naturaleza salvaje del río Vero, la tarde se presenta mucho más tranquila con la visita a la localidad de Colungo. Un pequeño paseo por las calles del lugar nos muestra una arquitectura típica del somontano, con fachadas de ladrillo o encaladas y portadas de arco de medio punto decoradas. Al fondo se encuentra la iglesia parroquial en una replazoleta.

En la carretera se emplaza el mesón de Colungo, y junto a él parte la calle que lleva al Centro de Arte Rupestre del Río Vero.  Su visita es imprescindible para realizar un viaje por la prehistoria del entorno del río Vero. Se trata de un legado excepcional compuesto por más de sesenta abrigos con pinturas rupestres. Está compuesto por un museo con dos salas en las que se muestra el arte rupestre integrado en la zona, a través de pequeños audiovisuales y reproducciones de utensilios. En el exterior un pequeño parque arqueológico cuenta con reproducciones de cabañas neolíticas y construcciones funerarias. La visita se culmina con la visita del Espacio Cueva Fuente del Trucho. Una gran sala expositiva muestra como elemento principal una gran fotografía del interior de la cueva, así como otros espacios que recrean la vida cotidiana de las gentes que la habitaron. También se organizan visitas guiadas a los abrigos más importantes, en las cuales se pueden observar las pinturas de cerca y con la explicación de las mismas. Si encajan con la propuesta del fin de semana es recomendable esta opción para la visita de las más importantes, los abrigos del Tozal de Mallata.

En la mañana del domingo se propone de nuevo el acercamiento al río Vero. Se toma la misma carretera que el día anterior. Como el plan de la mañana es más tranquilo se recomienda de camino hacer una parada en el barranco de Fornocal, situado entre las localidades de Colungo y Asque. El puente atraviesa este imponente barranco de paredes rocosas. Continuando por la misma carretera, a poco más de 11 kilómetros de Colungo aparece indicado un aparcamiento situado a la izquierda. Desde este punto se alcanza en unos minutos uno de los mejores miradores del barranco del río Vero, impresionante tajo cuyas paredes están salpicadas de singulares oquedades producto de la erosión. La vista corresponde al tramo de la caminata situada entre el molino de Lecina y el barranco de la Choca, mostrando en toda su magnitud este imponente paisaje.

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Desde el aparcamiento también parte el recorrido que conduce a los Abrigos del Tozal de Mallata.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

45 min (ida)

100 m

baja

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Una senda de suave pendiente alcanza un cruce tras media hora de recorrido. Poco más adelante se alcanza el borde del desfiladero del río Vero. Para acceder al primer abrigo es necesario descender por escaleras verticales, perfectamente acondicionadas para la visita pero que seguro impresionan al visitante. El primer abrigo se encuentra en uno de los covachos más grandes, colgado en la parte alta de las paredes que bordean el barranco. Un lugar espectacular para la contemplación del paisaje. Las pinturas están protegidas por rejas y debido a su ubicación complican su observación.

Corresponden a la etapa del Neolítico y de la Edad de los Metales, entre los años 5.000 y el 1.500 a. C. En sus paredes destacan escenas con ciervos, figuras de antropomorfos, además de signos lineales, circulares y cruciformes. Tras la visita de este espectacular enclave, es necesario volver a la repisa superior. A escasa distancia, pero también marcado por una ubicación al filo de los acantilados se encuentra el segundo abrigo. De nuevo es imprescindible el descenso vertical, que gracias al equipamiento reduce al mínimo el riesgo para el visitante. Este abrigo de menores dimensiones permite la observación más fácil de las pinturas a través de la reja debido a su cercanía. En esta ocasión destaca una escena formada por trece personas que llevan peinados destacados, mientras que otra escena perfectamente visible es la formada por unos signos ramiformes.

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Como final de la propuesta del fin de semana se puede visitar el Puente de la Albarda el domingo por la tarde. Volviendo en dirección a Barbastro, justo antes de la incorporación a la carretera regional se puede parar junto al puente situado a escasos metros. Se compone de un gran arco de 8,5 metros de altura y 19 metros de luz. De fina y esbelta silueta, tiene dos acusadas rampas con una anchura inferior a los dos metros provistas de pretiles.

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EXCURSIONES Hoya de Huesca/Plana de Uesca

Agüero y Murillo, el Gállego rodeado de mallos

Los mallos son imponentes farallones rocosos compuestos por conglomerados de cantos rodados. Los más afamados dieron lugar al Reino de los Mallos, territorio regentado entre 1097 y 1111 por Doña Berta, segunda mujer del rey aragonés Pedro I. Además de Loarre y los Mallos de Riglos, esta posesión contaba con los Mallos de Agüero, cerca de la población de Murillo de Gállego.
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En esta ocasión se propone visitar el tramo medio del río Gállego, bien conocido por los Mallos de Riglos y por los deportes de aventura que se practican en esta zona. En este entorno hay más puntos de interés para descubrir, y ese el objetivo de esta propuesta de excursión. Para acceder a esta parte de la Hoya de Huesca se dispone una carretera desde Huesca, aunque también se puede acceder desde el norte a través del puerto de Santa Bárbara y el embalse de La Peña.

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Antes de llegar a Murillo de Gállego, parte la carretera de acceso a Agüero. Se trata de una población situada al pie de los mallos del mismo nombre. Un poco antes de alcanzar el casco urbano parte una carretera asfaltada a mano derecha que pasa junto al cementerio, y alcanza la parte alta del núcleo. Para la mañana se propone realizar una sencilla caminata que ofrece una visión global de sus mallos. La Vuelta a los Mallos de Agüero cuenta con un recorrido de poco más de tres kilómetros, y puede realizarse de manera pausada en hora y media.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

1 h 30 min

100 m

fácil

En una curva antes de alcanzar el pueblo, se ubica el cartel indicador de donde arranca el sendero. Asciende por la ladera oriental bordeando la mole rocosa. Desechando los senderos que parten hacia la derecha se alcanza un collado por donde pasa una pista. Su trazado descendente se encamina a la parte trasera de los mallos. La pista está en muy mal estado, pero permite caminar sin problemas.

La vegetación de la umbría cuenta con arbolado de mayor porte y densidad que el resto de las laderas. En la parte baja, cerca de un depósito de agua, parte una pista a la izquierda que continua bordeando los mallos. Ahora se recorre la parte alta del barranco de la Rabosera, coronado en la margen opuesta por pequeñas formaciones rocosas. La senda se aproxima a la Peña Sola, un mallo ligeramente desligado del resto de la formación. Ya con el pueblo a la vista, junto a un cartel informativo parte un sendero empinado que conduce a los pies del mallo. Se aprecia en toda su magnitud sus dimensiones y el tajo llevado a cabo en la roca, con excelentes vistas tanto hacia el pueblo como en dirección al barranco antes recorrido. Sólo resta descender en dirección al casco urbano accediendo por su parte alta.

Es de obligada visita un paseo por las calles de Agüero. Conserva el sabor de su arquitectura tradicional, con bellos rincones embellecidos por sus habitantes. En la parte central del núcleo se abre una plaza que alberga la iglesia de San Salvador. Se trata de una construcción de origen románico reformada en el siglo XVI. Al exterior sobresale su portada compuesta de cuatro arquivoltas con decoración geométrica y capiteles figurados. En el tímpano aparece representado el Pantocrátor y el Tetramorfo. Y junto a ella la torre con tres pisos y campanario separados por impostas.

Sin embargo la joya arquitectónica de la población está situada fuera del casco urbano. Antes de alcanzar la población es preciso tomar una pista señalizada a mano derecha que conduce a la ermita de Santiago. Se trata de una obra inacabada que consta de tres grandes ábsides y un pequeño tramo de nave. La portada tiene cuatro arquivoltas de arco de medio punto, con capiteles figurados de gran variedad temática y belleza. El tímpano es una pieza maestra que representa una bella imagen de la Adoración de los Reyes Magos.

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Para la tarde se reserva la visita a la población de Murillo de Gállego. Sus casas se apiñan sobre la carretera, con la iglesia en uno de los extremos. Desde la carretera una calle permite subir andando a la plaza mayor. Allí se alza la Casa d’a Billa, edificio de arquitectura aragonesa que alberga el ayuntamiento. Cerrando la plaza se encuentra la iglesia de San Salvador. Al exterior se puede apreciar la mezcla de estilos: el románico de su origen marcado por la cabecera de tres ábsides situada en la parte trasera y el resto procedente de la reforma del siglo XVI con la galería de arcos de medio punto de ladrillo coronada con almenas así como la torre cuadrangular que sobresale del conjunto. De su interior destaca la cabecera románica con decoración en capiteles y la cripta que tiene la misma estructura que la nave.

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Avanzando por la calle principal de trazado ascendente se pueden apreciar su rica arquitectura civil, con portadas y vanos decorados. En uno de los extremos de la población se encuentra la ermita de la Virgen de Liena. El acceso se antecede de pórtico gótico sobre pilares hexagonales que constituye un bonito mirador sobre la población. En la parte trasera de la ermita hay necrópolis altomedieval compuesta por tumbas antropomorfas. Desde la ermita una calle sirve para coronar el casco urbano de la población alcanzando el solar donde estuvo antaño el castillo. Ahora este espacio ha sido acondicionado como un mirador, gracias a sus excelentes vistas de la localidad, del valle del río Gállego y de los Mallos de Riglos.

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La visita a la localidad se completa con la visita al Museo de la Electricidad. Se emplaza al pie de la carretera, junto al barranco que antecede al casco urbano. Hace años este espacio fue fábrica de harinas y ahora alberga las piezas de la antigua central hidroeléctrica situada junto al río Gállego. La planta calle contiene los elementos más llamativos, las turbinas utilizadas para producir electricidad. En la planta alta se muestran objetos tan curiosos como antiguos teléfonos, así como una gran rueda de un molino para elevar agua. La visita se completa con un pequeño sótano donde se exponen fotografías de la antigua central y multitud de pequeños objetos relacionados con la electricidad empleados en el siglo XX. 

 

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EXCURSIONES Monegros

La Gabarda, un paisaje sorprendente en los Monegros

En plenas tierras monegrinas se encuentra el paraje de La Gabarda. Sorprendentes formaciones geológicas situadas al borde de inmensas llanuras cubiertas por campos de cultivo. Un lugar para descubrir un paisaje diferente donde además se pueden practicar deportes de aventura. La visita en Sodeto de un museo que muestra el impacto de la llegada del regadío a este territorio completa la excursión.
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Esta propuesta se encuentra en la comarca de los Monegros y se puede acceder tanto desde Sariñena como desde Grañén. Una vez rebasada la población de Sodeto, aparece señalizado el desvío a la izquierda que conduce al Parque de la Gabarda. Este es el punto de partida para la visita de los torrollones, monolitos similares a torres compuestas por capas de areniscas y arcillas. Junto al aparcamiento un mirador elevado permite apreciar la belleza de este paisaje. El parque incluye zona de merenderos y una cafetería.

La zona de aventura dispone de varios circuitos con tirolinas y puentes colgantes rodeados de un entorno natural envidiable. Además de esta opción se recomienda la realización del sendero que conduce al castillo de Gabarda en el cual se descubren las curiosas formas de los Torrollones de la Gabarda.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

45 min (ida)

100 m

baja

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Bordeando las instalaciones de aventura se pasa bajo el Arco de Sodeto, un semiarco enmarcado en una gran pared rocosa. Más adelante aparece un espolón rocoso de gran belleza. Se puede rodear por una repisa o atravesar por una pequeña puerta excavada en la roca.

El itinerario continúa a media altura con un espectacular paisaje erosionado de camino a la figura conocida como El Abuelo. Se trata de una roca vertical de 25 metros de altura. Justo a sus pies pasa la senda y gira bruscamente utilizando una repisa natural. Poco después se llega al borde de campos de cereal, a los pies del Castillo de Gabarda. Sólo resta ascender por la ladera hasta la base, donde un estrecho horadado en la roca permite mediante un pequeño tramo enriscado subir hasta la plataforma elevada. El recinto defensivo pertenece a una antigua fortificación musulmana. Desde este lugar se puede disfrutar de excelentes vistas de los Torrollones de La Gabarda y de las llanuras surcadas por campos de cultivo.

Tras la comida se propone por la tarde visitar dos poblaciones cercanas. En primer lugar se sale de nuevo a la carretera y se toma dirección a la izquierda para alcanzar Alberuela del Tubo. En el centro de la población se alza la iglesia de San Juan Evangelista. Responde al estilo gótico aragonés, con robusta torre de sillería y galería de arcos de medio punto en la parte alta. Tomando dirección al castillo se alcanza el singular sendero con escaleras que conduce a los restos del antiguo castillo musulmán. Sus orígenes se remontan a finales del siglo IX con la construcción de los muros y una torre. Una escalera excavada en la roca antecede a la puerta de acceso al recinto defensivo. En este lugar se construyó más tarde la ermita de la Virgen del Castillo, obra gótica del siglo XVI. Desde esta plataforma elevada se pueden disfrutar de amplias vistas de la localidad y del paisaje monegrino que lo rodea.  

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Ya de vuelta por la misma carretera, se puede completar la visita a la zona con una parada en Sodeto. Este pueblo de colonización fue construido entre los años cincuenta y sesenta, llegando  los primeros vecinos en 1958. En la zona central se encuentra la plaza mayor con la iglesia y los edificios administrativos, todos ellos llevados a cabo en un peculiar estilo arquitectónico que llama la atención. 

Poco antes de llegar a la plaza, en la casa del mayoral, se ha acondicionado el Centro de Interpretación de la Colonización Agraria en España. Se ha creado un amplio museo el cual muestra cómo surgieron los nuevos pueblos de colonización tras la reforma agraria y los regadíos impulsados bajo el gobierno franquista. Varias salas muestran el desarrollo de la política agraria en toda España, así como el caso concreto de Sodeto. Cruzando un pequeño jardín, con un carromato de la época, se abre otra sala en la que se muestran piezas recopiladas de la primera época del pueblo. Desde la entrada se accede también a la casa propiamente dicha en la que se ha reconstruido la cocina antigua y otras estancias.

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