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Cuencas Mineras FINES DE SEMANA

Aliaga, un paraíso de la geología

La Val de Jarque recorre la vertiente sur de la Sierra de San Just. El río de la Val surca este pequeño valle desembocando en el río Guadalope junto a la población de Aliaga. El entorno de esta población aglutina unas formaciones rocosas espectaculares que forman parte del primer parque geológico creado en España. Además cuenta con otros alicientes tan variados como su castillo medieval o la antigua central térmica.
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Para acceder a la comarca de las Cuencas Mineras, partiendo de Zaragoza, es necesario tomar la carretera regional que pasa por Belchite en dirección a Montalbán. Después continuar por la carretera nacional que se dirige a Teruel y finalmente adentrarse en la Val de Jarque hasta alcanzar la población de Aliaga. En este punto el río de la Val vierte sus aguas en el Guadalope. El topónimo Aliaga es de origen árabe y significa valle retorcido, como así lo atestigua el recorrido del río en torno a la población provocado por los plegamientos rocosos.


Justo antes de entrar en la población, a mano izquierda parte la calle Calvario. Asciende por ladera y recorre la parte alta del casco urbano. Desde ella sale una senda bien visible en dirección a la fortaleza, la cual protegió durante siglos a la población. De origen musulmán, tras la reconquista fue regentada por la Orden del Hospital. Más recientemente intervino en las guerras carlistas y en la guerra civil. El castillo se asienta en una gran peña de paredes verticales sobre la población y ocupa una superficie de más de cuatro mil metros cuadrados. Estaba compuesto por tres recintos escalonados. La muralla más exterior es la mejor conservada en la actualidad, formada por muros reforzados por cubos cilíndricos de unos tres metros de diámetro. En la parte más alta, donde antiguamente estuvo la torre del Homenaje, ahora se alza una cruz. Una escalera metálica adosada a la roca permite acceder cómodamente. Desde este lugar las vistas son magníficas. La estampa ofrece al completo el pueblo de Aliaga rodeado por el trazado de los ríos de la Val y Guadalope. A su alrededor montañas donde afloran las espectaculares formaciones rocosas.


Ya de nuevo en la carretera, ésta se introduce en el casco urbano, convirtiéndose en la calle principal. En la parte central aparece un tramo porticado en uno de sus laterales, mostrando el pasado medieval de la población. Bajo los soportales se accede a un patio cerrado donde se encuentra el actual edificio del ayuntamiento. Desde la calle principal parte otra calle también porticada en uno de sus costados. Ésta conduce a una gran plaza, antesala de la iglesia de San Juan Bautista. Se trata de una gran construcción barroca. Su portada está cobijada por un gran atrio abierto con un arco de medio punto, donde la fecha de 1636. La torre se alza en tres cuerpos, siendo el superior octogonal en piedra de sillar. Se culmina con chapitel apuntado. Desde este punto parte un camino que conduce al cercano río Guadalope, atravesado por un puente de piedra. Al otro lado se encuentra el santuario de la Virgen de la Zarza, obra terminada en 1728. Está rodeada de bellos jardines delimitados por un recinto amurallado. La fachada se culmina por perfil mixtilíneo y aparece flanqueada por dos torrecillas. Su interior sorprende por los esgrafiados que cubren bóvedas y columnas, y por los grandes lienzos que escoltan el altar donde yace entronizada la virgen titular.


Para la tarde se reserva un sencillo recorrido en torno a la población para conocer las singularidades del Parque Geológico de Aliaga. A la entrada del pueblo, junto a la gasolinera, se emplaza el Centro de Visitantes del Parque Geológico. Al inicio de la visita se proyecta un audiovisual que invita a descubrir los secretos de las rocas del entorno. El resto del espacio muestra la historia del parque a lo largo de su historia de formación mediante paneles, maquetas y recreaciones.


Hace 200 millones de años esta región estaba cubierta por las aguas de un mar de aguas cálidas, situación que se mantuvo durante la Era Secundaria. Con una retirada de las aguas se fueron formando lagos y zonas pantanosas en las que se depositaron los desechos vegetales, los cuales tras un proceso de carbonización se han convertido en el lignito que ha extraído durante el siglo XX. Hace 65 millones de años se pasa a la Era Terciaria. Con la retirada definitiva del agua se inicia el proceso de la Orogenia Alpina con el que se forman las cordilleras más recientes. Ello se produjo al chocar las placas africana y europea. En este proceso el plegamiento y fracturamiento de las capas rocosas del fondo del mar que emergieron dieron lugar al Sistema Ibérico. Durante la Era Cuaternaria se fueron formando valles y congostos producto del agente erosivo de la red fluvial, hasta llegar al paisaje de nuestros días.
El recorrido geológico por el parque está señalizado con numerosos puntos y paneles informativos. Los más importantes se concentran en los alrededores de la población de Aliaga. Mediante ellos se comprende muy bien la estructura geológica y la evolución de este singular relieve que acompaña a los ríos de la Val, en su tramo final, y al río Guadalope. Se toma como punto inicial el mirador del Alto de Camarillas, con amplias vistas de pueden apreciar el paisaje característico de la zona. Para acceder al mismo se toma la carretera que conduce a Camarillas. Tras el ascenso por un monte desprovisto de vegetación, a dos kilómetros y medio la señalización invita a dejar el coche. Un sendero conduce a dos miradores cercanos, uno en dirección a Aliaga y otro con vistas del barrio de Santa Bárbara. En ambas direcciones se avistan numerosas crestas rocosas, producto del plegamiento de los fondos marinos que existieron en la zona. Se desciende por la misma carretera, y en la confluencia con la carretera principal aparece otro punto de interés. Allí se alza un gran monolito calcáreo del periodo del Cretácico, conocido como La Porra. Se formó tras el plegamiento de las capas, y la fractura y erosión de los pliegues formados. En ella abundan los restos fósiles. En las inmediaciones destacan formaciones rocosas de formas variadas. Se toma dirección a Aliaga, y desde el comienzo de la población, a mano derecha se puede ver La Olla. En el ascenso al castillo se aprecia mejor la curiosa y gran formación rocosa. Se trata de una cresta que se repliega sobre sí misma dando lugar a un espectacular pliegue en forma casi circular. Una vez en la localidad de Aliaga, se atraviesa la misma en dirección a Ejulve. De camino a otro de sus barrios la carretera atraviesa los Estrechos de La Aldehuela, por cuyo fondo discurre el río Guadalope. Con la propuesta senderista del día siguiente se recorre este paraje rodeado de espectaculares crestas formadas por diferentes estratos muy diferenciados formando láminas. Tras su plegamiento la erosión ha llevado a cabo el resto del trabajo.


Para la mañana siguiente se propone un sencillo paseo para recorrer a pie uno de los rincones más interesantes del entorno de Aliaga mediante el Sendero fluvial del Guadalope. Para ello es necesario alcanzar con vehículo el santuario de la Virgen de la Zarza, a las afueras de Aliaga.

TIEMPO

DESNIVEL

DIFICULTAD

2h (ida y vuelta)

 50 m

fácil

Desde este punto parte una senda junto al río Guadalope acompañados de la preciosa vegetación de ribera. En un cuarto de hora el valle se vuelve más angosto y el río se encajona en los Estrechos de la Aldehuela. En esta zona se han instalado varias pasarelas metálicas para facilitar el tránsito. Se trata del tramo más atractivo de la ruta. Una vez superada esta zona se recorre de nuevo el fondo del valle. El sendero asciende hasta un pequeño collado elevado desde el cual se contempla una vista completamente diferente. Ante el visitante se abre el embalse de Aliaga y el edificio de la antigua Central Térmica de Aliaga. Se bordea la lámina de agua, la cual está cubierta en buena parte por el carrizo, que sirve de refugio a numerosas especies de aves. El objetivo de su construcción fue la refrigeración de la central térmica. A los pies de la presa se cruza el cauce por un puente de cemento y tras un ligero ascenso se alcanza el edificio de grandes dimensiones, tras una hora de caminata.


Se encuentra totalmente abandonada tras el cese de la actividad en 1982. Fue construido según los cánones racionalistas, y en sus fachadas se abren grandes ventanales. Con la explotación de los lignitos de las cuencas mineras, se comenzaron a construir centrales térmicas. En ellas se produce electricidad gracias a la quema de carbón. En la provincia de Teruel la primera en ponerse en marcha fue la de Aliaga, a la que le sucedieron las de Escucha y Andorra. La Central Térmica de Aliaga comenzó a funcionar en 1950 con sus dos primeros generadores, al que se le unió un tercero en 1958. A máximo rendimiento se convirtió en la más grande y moderna de España, siendo su capacidad energética de 280 kw/hora. Debido a la gran demanda de carbón generada por la central, las explotaciones mineras de su alrededor eran incapaces de suministrar carbón suficiente. Empezó el declive de la cuenca minera que se consumó con el cese de su producción eléctrica en mayo de 1982, momento en que fue necesaria una reparación costosa, que unido al encarecimiento del trasporte del carbón hicieron que ya no fuera rentable la central. Tras la visita de este singular espacio natural y arquitectónico se inicia la vuelta por el mismo sendero hasta el punto de partida. En total unos ocho kilómetros de recorrido.


Para la tarde del domingo se propone una pequeña parada en la cercana localidad de Hinojosa del Jarque. Se asienta sobre una pequeña colina, por la cual asciende la calle mayor. A mitad de camino se encuentra el ayuntamiento. Consta de un porche en ángulo formado por seis arcos de medio punto que se apoyan columnas cilíndricas. En la parte alta se alza la iglesia de San Miguel. La torre almenada, que tuvo un primer uso defensivo, data del siglo XV. Se acompaña de un atrio abierto mediante tres arcos rebajados sobre columnas dóricas en un costado. La portada responde el estilo plateresco del siglo XVI. Un paseo por la localidad se complementa con su parque escultórico. Se trata de un museo al aire libre, producto de varias convocatorias del simposio internacional dedicado a la memoria de los pueblos. Las piezas están colocadas en las pequeñas colinas que rodean la población e incluso dentro del propio casco urbano. Se trata de una treintena obras de arte contemporáneo llevadas a cabo en diferentes materiales como madera, hierro, piedra o cemento.

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CICLOTURISMO Gúdar-Javalambre

Vía Verde de Ojos Negros, surcando túneles y viaductos

La vía verde más larga de España discurre entre Teruel y Valencia. En su parte más elevada atraviesa un paisaje salpicado de sabinas y masías, entre las sierras de Gúdar y Javalambre. La orografía obligó a construir túneles y viaductos, que junto con su trazado suave y descendente, dan lugar a una atractiva propuesta cicloturista.
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La vía verde de Ojos Negros utiliza el trazado del antiguo ferrocarril minero de Sierra Menera, el cual comenzó a funcionar el 27 de julio de 1907. Fue construido para transportar el hierro extraído en las minas de Ojos Negros hacia el puerto de Sagunto. Se da la paradoja de que esta línea de ferrocarril, de 205 kilómetros de longitud, se trazó casi en paralelo a la línea de la Compañía del Ferrocarril Central de Aragón debido a las altas tarifas que imponía dicha compañía. Su vida estuvo siempre condicionada por el nivel de actividad de su cuenca minera. Con la puesta en marcha de la planta siderúrgica de Sagunto, éste fue creciendo llegando a limitar su expansión. Se alcanzaron acuerdos con Renfe, propietaria entonces de la otra línea, para traspasar a esta empresa el transporte de hierro, y finalmente en el año 1972 se clausuró el ferrocarril minero.

En esta propuesta se plantea recorrer una parte de la vía verde, entre el Puerto de Escandón y Venta del Aire, ambos puntos con apeaderos de la línea actual de Renfe y con acceso para vehículo. Entre ellos la distancia es de unos 34 kilómetros y su trazado es ligeramente descendente. Para esta opción es necesario disponer de vehículos de apoyo ya que contempla realizar sólo el trazado de ida. En caso de no contar con ello otras opciones son realizar recorridos de ida y vuelta entre Venta del Aire y La Puebla de Valverde (51 km), o entre Venta del Aire y Sarrión (22 km). Se recomienda en estas variantes tomar como punto de partida Venta del Aire para realizar de trazado de vuelta en descenso.

LONGITUDDESNIVELPENDIENTEFIRMEDIFICULTAD
34 km
220 m0,8%buenomedia

El punto de partida es el Puerto de Escandón. Desde la autovía mudéjar, a unos 13 kilómetros de la ciudad de Teruel en dirección a Valencia, aparece la salida en dirección a Formiche Alto y Bajo. En este punto y visible a la derecha se encuentra la solitaria estación de la actual línea férrea Teruel-Sagunto que lleva este nombre. En paralelo a la antigua carretera nacional arranca la vía verde. El paisaje es suave y alomado, en el cual se alternan campos de cultivo, sabinas y carrascas. Las únicas edificaciones son algunas masías, casas de campo que denotan el único asentamiento humano de la zona. El pavimento que acompañará en todo el recorrido está asfaltado y junto a la pendiente ligeramente descendente facilita el rodaje de las bicicletas. En este tramo se suceden varias trincheras, zonas en las que la vía férrea atraviesa elevaciones en el terreno que se salvaron creando pequeños desfiladeros por los cuales discurre el recorrido.

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Tras recorrer 9,3 kilómetros se alcanza la estación de La Puebla de Valverde. Poco antes es necesario desviarse unos metros del antiguo trazado ferroviario y cruzar la carretera que sirve de acceso a la población, sólo distante un kilómetro y medio. Junto a la vieja estación hay un área de descanso que dispone de varias mesas. También a escasa distancia hay una fonda que cuenta con bar y restaurante. Una vez superado este punto la vía verde se ve condicionada por la ubicación de una extracción de áridos, que junto con la construcción de la autovía obliga a abandonar el trazado original en un tramo. Al igual que todo el recorrido, está bien señalizado. En el kilómetro 11,3 se atraviesa el barranco de Peñaflor. Para salvarlo se construyó un viaducto de 89 metros de longitud, y que se alza a 22 metros de altura. En paralelo discurre un viaducto de similares características utilizado por la línea férrea actual.

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Un bosque de carrascas, coníferas y árboles de hoja caduca envuelve al ciclista pasando junto a las ruinas de los apeaderos de la Parra. Durante varios kilómetros las dos vías de férreas discurren en paralelo y en línea recta. En el kilómetro 17,2 el ferrocarril minero atravesaba el trazado de vía ancha por encima. La vía verde no lo utiliza debido a su mal estado, como queda de manifiesto por sus oxidados hierros. Cien metros antes se utiliza un puente más sólido para pasar a la otra margen. Más adelante surge el paraje de la Dehesa, un precioso bosque mediterráneo formado por un denso carrascal que impide ver el paisaje circundante. En medio de este tramo un área de descanso dotada de mesas y una pequeña caseta invita a detenerse.

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El bosque se va abriendo dejando ver de nuevo el horizonte. Tras pasar junto a una estación abandonada se alcanza un área de descanso con excelentes vistas de Sarrión, población turolense bien conocida por el cultivo de la trufa. En este punto se habrán invertido 24 kilómetros de recorrido, y a partir de ahora se suceden las obras de ingeniería más importantes en la construcción de la vía férrea. Nada más abandonar la población, el trazado atraviesa el barranco de los Judíos, y para ello fue necesario construir un viaducto en forma de curva que salva el cauce a 17 metros de altura. A su término se abre el túnel de Sarrión. Su trazado rectilíneo tiene una longitud de 352 metros. En su interior dispone de iluminación que se activa con el paso de los ciclistas. Como curiosidad, este espacio lúgubre y húmedo fue utilizado durante mucho tiempo para el cultivo de champiñones.

La vía verde avanza y poco más de cuatro kilómetros después aparece el segundo de los túneles del recorrido. Un pequeño descenso introduce en un túnel de diferente configuración. El túnel de Albentosa tiene una longitud de 400 metros, y su trazado en curva lo hace más tenebroso. Nuevamente la iluminación en su interior permite sin dificultad atravesarlo. Se trata de una sensación diferente, en la que se combina el frescor, la humedad y la oscuridad. A su salida un área de descanso obliga a detenerse para disfrutar de una preciosa panorámica de Albentosa y su esbelto viaducto. Avanzando por la vía verde se descubre la amplitud del barranco de Albentosa, un profundo tajo que el río del mismo nombre ha tallado en las calizas de la zona.

Tanto el ferrocarril de vía ancha como el ferrocarril minero se vieron obligados a construir un espectacular viaducto. En el caso del que se atraviesa en bicicleta, consta de siete arcos, y la plataforma vuela a 50 m con un recorrido de 104 metros. Una nueva parada es imprescindible para ver desde arriba los altos chopos que escoltan al río, y la vega que cubre el fondo del barranco. Mientras en la parte alta se alza el pueblo de Albentosa, con los restos de su castillo vigilantes desde lo más alto.

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Poco más de tres kilómetros restan para alcanzar Venta del Aire, y finalizar así el recorrido. Sin alcanzar la vieja estación homónima se debe abandonar la vía verde, justo antes de atravesar un arco de piedra rodeado de arbolado que pasa sobre el trazado ferroviario. Desde este punto se conecta con la carretera que comunica Venta del Aire con Albentosa. A la derecha y en menos de un kilómetro se llega a Venta del Aire, un pequeño núcleo que aglutina unas cuantas viviendas y que se asemeja más a un área de servicio de la antigua carretera nacional, muy cerca de la autovía mudéjar.

Tras realizar la ruta ciclista por la mañana, por la tarde se propone la visita a las tres poblaciones que acompañan el tramo recorrido por la vía verde de Ojos Negros. Albentosa se emplaza sobre un cerro que domina el barranco del mismo nombre. Tras introducirse en el casco urbano se alcanza la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, obra del siglo XVI. Tomando la calle ascendente, ésta se convierte en el Vía Crucis del Calvario una vez abandonadas las últimas casas. A mitad de camino hay un acceso a un mirador desde el cual se disfrutan de excelentes vistas del barranco de Albentosa y de sus viaductos. Y en la parte más alta se emplaza los restos de su castillo templario.

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Sarrión se emplaza a nueve kilómetros del anterior enclave. Se trata de la población más importante, cuyo censo ronda el millar de habitantes. Se accede a través del Portal de Teruel, único testigo de su pasado amurallado. Varias casas nobiliarias acompañan el recorrido hasta la plaza mayor, epicentro de la localidad. Allí se alza el ayuntamiento y la iglesia de San Pedro. Esta construcción tuvo que ser restaurada tras la guerra civil y destaca por sus dimensiones. Su altiva torre se alza en sillería y ladrillo, en planta cuadrada. Desde este punto se puede acceder al barrio viejo, en la parte alta de la localidad. Allí se emplaza la ermita de la Sangre de Cristo. Sobresale su portada gótica formada por tres arquivoltas.

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Y de camino a Teruel, junto al arranque de la carretera que conduce a Mora de Rubielos, se encuentra La Puebla de Valverde. Recibe al visitante el Portal de Teruel, uno de los dos que conserva esta población. La calle principal desemboca ante una bella plaza donde se alza la iglesia de Santa Emerenciana. De la construcción gótico-renacentista sobresale su portada de estilo manierista, la cual fue terminada en 1591, y que se guarece con un arco de medio punto. Tanto en la calle mayor como en las calles adyacentes sobresalen buenos ejemplos de arquitectura civil de diferentes épocas. La visita termina en el portal de Valencia, en la parte baja, perteneciente a la muralla defensiva y que data del siglo XV.

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